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Un camión con 24 toneladas de hierro embiste sin frenos a un autobús

La conjunción de varias casualidades evitó ayer una catástrofe en la avenida de Herrera Oria, donde, un camión articulado y sin frenos embistió a un autobús de la EMT. El olvido de un mando a distancia y la puntualidad de unos escolares -todo ello unido a la pericia de los dos conductores- evitaron que Francisco Aritio estuviera dentro de su coche cuando éste fue destrozado y que los niños se hallaran en ese momento en la acera que arrasó el camión, que, iba cargado con 24 toneladas de ferralla de obra (tubos de hierro estriado y cortante, de grandes dimensiones).El autobús estaba ocupado por ocho viajeros. Uno de ellos sufrió heridas de pronóstico reservado, cuatro fueron ingresados en La Paz y dos en el Ramón y Cajal. Los demás -así como los dos conductores- fueron examinados en el lugar del accidente. Todos habían sido dados de alta en la tarde de ayer.

El suceso se produjo poco después de las 7.30, en la confluencia de la avenida del Cardenal Herrera Oria y la calle de Arroyo del Fresno (distrito de fuencarral, al norte de la ciudad). Aún era de noche. El conductor Lorenzo Escudero González, de 35 años, conducía un camión de 6.870 kilos de peso con una carga de 24.000 kilos de hierro, para entregarlos en una obra cercana. El vehículo, de unos 25 metros de longitud, descendía por un recodo de la carretera de la Playa en el que la ruta gira en descenso hacia la derecha y se adentra en un hondón señalizado con un semáforo. Estaba en rojo. Pero el camión de Lorenzo no se detuvo. En ese instante, José María Estanislao Guillén, de 37 años, conductor de la línea 82 de la EMT (Moñcloa-Peña Grande), sujetaba el amplio volante de su autobús por la calle de Arroyo del Fresno, en su intersección con la carretera de la Playa en sentido hacia Puerta de Hierro. El semáforo en verde le indicaba paso libre. Un alto seto le impedía ver que, a su izquierda, el camión de Lorenzo se precipitaba sobre él sin control, espoleado por las 24 toneladas de su carga. Avanzó.

Segundos antes, Francisco Aritio Armada se disponía a salir de su casa, en el número 25 de la calle de Arroyo del Fresno. La casualidad quiso que olvidara el mando a distancia con el que, cada mañana, acostumbra abrir el portón metálico de la finca. Por ello, descendió de su automóvil, un Opel Kadett, e intentó activar la apertura de la puerta manualmente.

En ese momento Aritio vio cómo el camión de Lorenzo Escudero embestía al autobús de José María Estanislao. Ambos conductores reaccionaron simultáneamente girando sus grandes volantes, el primero hacia su izquierda y el segundo hacia su derecha. No pudieron evitar el encontronazo, en medio de un potente estruendo. La masa de hierro cayó junto al autobús. "Fue bestial", dice un vecino.

El impacto del remolque empujó al autobús, que a su vez golpeó al automóvil, vacío, de Francisco Aritio, cuyo capó quedó machacado por el golpe y aplastado. Sólo medio metro le separaba de él.

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El camión no llevaba los papeles de la ITV

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Francisco Aritio corrobora la secuencia de los hechos, si bien se encontraba ayer sin deseos de hablar y muy afectado por lo sucedido, aunque no tanto como para no mostrar una sonrisa cuando recibía la felicitación por haberse salvado.

"Vi al señor Aritio echarse las manos a la cabeza y salir corriendo, aterrorizado ", dice Ángel Gómez, murciano de Moratalla, de 63 años, portero de la finca 25 de Arroyo del Fresno. "Ha sido un milagro que no muriera aplastado por el autobús", asegura Gómez.

"Hay más milagros", agrega con aplomo una vecina de la finca que ha bajado a la calle embutida en un abrigo de pieles. "Mire, en esa esquina, precisamente donde ha volcado el camión con el remolque, todos los días un grupo de niños espera el autobús escolar. Suelen esperarlo a partir de las ocho menos cuarto" (minutos después de ocurrir el accidente). La señora mueve la cabeza con preocupación y luego sonríe, con la certeza de que la casualidad jugó a favor de los niños.

"Un milagro"

Para Ramón Escribano, jefe de estación de la Empresa Municipal de Transportes, desplazado al lugar del suceso por la compañía, "no ha habido una catástrofe gracias a la pericia de los dos conductores". Escribano, que lleva 30 años vinculado al servicio de grúas de la EMT, confiesa "He sido conductor toda mi vida y lo que ha sucedido aquí -mejor, lo que no ha sucedido- ha sido un verdadero milagro, gracias a los dos profesionales, que tuvieron el aplomo de girar sus volantes en fracciones de segundo. Han sido extraordinarios" dice Escribano con verdadero orgullo gremial.

El supervisor de la EMT asegura que el camión bajaba sin frenos, tocando la bocina y con luces de intermitencia, pero este detalle no ha sido corroborado por los vecinos, que aseguran no haber oído alarma alguna.

Marcos Martínez, conductor del nuevo cabezal del camión instalado para retirar el transporte accidentado (matrícula GU-01 12-C), reconoce que el remolque iba cargado a tope. "La carga que el vehículo admite es de 24 toneladas", aseguró.

Este vehículo pertenece a la empresa Loriente e Hijos, asentada en la localidad madrileña de Pezuela de las Torres. Su seguro había sido cubierto, a terceros, por la firma Alianza Ras, y no existe constancia escrita de que sus propietarios' le hubieran sometido al control de la inspección técnica de vehículos (ITV), según informaron fuentes municipales. Al menos, el camión no portaba la documentación de que así fuera.

Una persona que se identificó como la madre del propietario de la empresa de transportes señaló ayer, respondiendo a la llamada de EL PAÍS, que esta compañía dispone de cuatro grandes vehículos, de los cuales tres se han averiado en los últimos días. Agregó que al conductor del camión articulado, que llevaba una semana en la empresa, le había sido colocado un collarín tras el accidente. Esta persona no pudo confirmar si el camión accidentado había pasado la ITV.

El accidente, que produjo conmoción en el barrio, segó 30 plantas, entre ellas un cedro de 16 metros y 70 años; tumbó también un semáforo, rompió el pretil que cercaba la finca; arrancó de cuajo el portón metálico de Arroyo del Fresno, 25, cuyas viviendas dejó sin corriente, eléctrica durante varias horas, y causó algunos atascos en la zona.

Hace un año y medio, un camión cargado de cerdos chocó en el mismo lugar. Dos meses atrás, otro accidente provocó el hundimiento de una valla protectora metálica que los vecinos consiguieron que se les instalara en la carretera de la Playa, tras pagar ellos la mitad, según asegura José Luis Avendaño, constructor y vecino de la misma finca.

Petición al alcalde

El alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano, que es vecino del barrio, acudió al lugar del accidente a primera hora de la mañana y departió con los vecinos. "Hemos pedido al alcalde, al que agradecemos su diligencia por habernos visitado velozmente, que sea edificado un muro de contención; pero él nos dice que esta zona depende de Obras Públicas. El muro sería la mejor solución para evitar tragedias", señalan.

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