Igual de mal
La debilidad de la Bolsa española volvió a ponerse ayer de manifiesto en una sesión en la que la presión de los grandes mercados se impuso desde la apertura. La caída de Tokio y el temor a que Wall Street continuara cayendo tras los datos del peor déficit comercial de la historia forzaron un claro predominio del papel en las bolsas europeas. La Bolsa norteamericana confirmó una buena parte de los temores y poco después de abrir sus puertas perdía 28 puntos y empujaba al resto de los mercados a cerrar con pérdidas. Los inversores españoles, poco dispuestos a asumir riesgos, rehusaron cualquier participación en esta jornada, con lo que el volumen negociado se quedó en algo menos de 24.000 millones de pesetas efectivas, la mayor parte de las cuales se concentraba en los valores más líquidos, aquellos que son objeto de todo tipo de arbitrajes. Francfort, el primer mercado europeo en cerrar, terminó perdiendo un 1,4%, mientras que Londres aprovechaba un momento de mejoría de Wall Street y cerró con un descenso del 1,36%. París resultó ser el mercado más perjudicado y caía al cierre un 2,23%.
La relativa tranquilidad de los mercados, de deuda y de divisas pasaron completamente desapercibidas para la Bolsa, cuya predisposición a valorar más los datos negativos empieza a ser motivo de preocupación. El índice general de Madrid cayó un 1,78%, 5,01 puntos que le dejan a sólo 60 centésimas del mínimo del ejercicio. El Ibex 35 cedió un 2%.
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