_
_
_
_
_
Entrevista:MIGUEL ORTIZ - ACTOR Y ESCULTOR

"Madrid me chupa la energía"

La cara artística menos conocida de un rostro popuIar anda semioculta entre sus manos. Ocho esculturas en bronce y barro de Miguel Ortiz, forman parte del puzzle de artistas de una galería madrileña. Sin más noción de su obra tras contemplar un esqueleto, la irónica mueca de una calavera que sonríe, y leer títulos como El día después, se diría que Miguel Ortiz esculpe el holocausto. "No soy tan tremendo, es una mínima parte de mi obra", se justifica. Su profesión más arraigada es la de actor. Con la escultura se enredó en un idilio en el camerino de un teatro. Siempre inmerso en el torbellino de la televisión -galas, concursos, series y maratones-, en el poco tiempo que le queda libre juega al billar y a caricia el barro con la misma ilusión, que la guitarra, porque, además, es uno de los componentes de Castigados sin Postre, grupo que acompaña a Nancho Novo en sus aventuras nocturnas. Madrileño, 31 años, parece sorprendido por su propia imagen.Pregunta. La gente le ve como un chico cheli.

Puzzle de artistas

Galería Raquel Ponce. General Pardiñas, 35. Hasta el 30 de enero.

Respuesta. ¿De verdad que lo parezco? Pues no me veo así. Ni de lenguaje ni de aspecto. Me sorprende, pero no me molesta.

P. Desde cuándo se dedica a la escultura?

R. Desde hace ocho años. Surgió casi sin pensar, en el camerino del teatro Reina Victoria, antes de una función. Lo hice para relajarme. El barro me resulta un material muy sensual.

P. Un año presentando en TVE No te rías, que es peor. ¿No terminó un poco harto de tanto chiste?

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

R. Francamente, sí.

P. ¿Qué tiene de bueno la televisión para un actor?

R. Yo no trabajo en televisión ni por popularidad ni por dinero. Tengo un currículo amplísimo como actor y pienso que es la vida la que te lleva a la tele. Pero no reniego de ella. Está sujeta a complicados tiras y aflojas, y a veces optar por tendencias más culturales, por ejemplo.

P. Desaparece un programa. ¿Qué culpa tiene el presentador?

R. Las directrices de una cadena son dictadas por unos señores que, suponemos, saben de televisión. ¿Qué responsabilidades tiene un señor que es dirigido? Quiero imaginar que ese tipo de cosas no se hacen a la ligera.

P. Cruza usted Madrid para jugar al billar. Eso tiene mucho mérito.

R. Afición. El billar me gusta, aunque lo más jodido es ser constante. Una partida te puede salir bien y tres fatal. Voy a un bar llamado El Capitán, uno de mis refugios favoritos. Madrid es mi ciudad, y la quiero porque lo tiene todo, pero también noto cómo me chupa la energía.

P. ¿Lamentó salir en la prensa del corazón?

R. Nunca lo propicié. Un día te ves en una portada y dices: ¿pero que hice yo para merecer esto? Entrar en desmentidos hace de tu vida un culebrón.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_