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Walesa inicia la lucha por su supervivencia con un enfrentamiento con el Gobierno de izquierda polaco

Lech Walesa, que a finales de este año tendrá que someterse a unas elecciones presidenciales, ha comenzado la batalla por su supervivencia política con un choque radical con el Gobierno. El jefe del Estado bloquea el presupuesto presentado por el Ejecutivo, amenaza veladamente con la disolución del Parlamento y llama a los ciudadanos a que no paguen los impuestos. El primer ministro, Waldemar Pawlak, por su parte, cuestiona el derecho de Walesa de nombrar a los ministros de Defensa y Exteriores e introduce los impuestos por decreto. Adam Michnik, intelectual independiente y director del más importante diario polaco, Gazeta Wyborcza, advirtió ayer que la actual guerra entre los políticos puede "destruir el Estado". La preocupación de Michnik parece tanto más justificada por cuanto la prolongada campaña electoral puede afectar a las bases de la economía, que en los pasados meses registró los primeros síntomas de recuperación.

La actual crisis comenzó a principios de diciembre, cuando Walesa vetó la nueva ley de impuestos que incrementaba la presión fiscal. Walesa argumentó que no hay razones para que los ciudadanos sigan sufriendo la política de austeridad tras un año en el que la economía había crecido un 5%.

El 21 de diciembre, Walesa y la coalición gubernamental celebraron una reunión ofrecida en directo por la televisión. El encuentro, que en teoría estaba pensado para aliviar las tensiones políticas, fue utilizado por Walesa para atacar duramente al Gobierno. La izquierda le respondió con la misma moneda, dejando al descubierto que el presidente no tenía ninguna idea concreta de cómo mejorar rápidamente la situación económica de los polacos. Walesa salió disparado de la sala, sin despedirse siquiera de sus interlocutores.

La coalición, gubernamental, compuesta, por los ex comunistas (Socialdemocracia de la República) y el Partido Agrario (Partido Campesino Polaco), sostiene que Walesa pretende desestabilizar la situación y disolver el Parlamento. Tal posibilidad se presentaría si Walesa, con sus vetos a varias leyes económicas, consiguiera retrasar la aprobación definitiva de los presupuestos del Estado. La fecha tope es el próximo 4 de febrero.

Disolver el Parlamento

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Walesa ha negado recientemente que tuviese tal plan. El portavoz de los socialdemócratas, Zbigniew Siemiatkowski, afirmó, sin embargo, que cuanto Walesa más lo niegue, más probable será la disolución de las cámaras. Jozef Oleksy -el presidente de la Dieta (Cámara baja), miembro del Partido Socialdemócrataanunció ya públicamente que ignoraría la decisión de Walesa y seguiría convocando las sesiones.

El líder de la izquierda polaca, Aleksander Kwasniewski, amenazó a Walesa diciendo que, cuando el presidente atente contra el presupuesto, la coalición gubernamental -que- dispone de casi dos tercios de los votos en el Parlamento- no dudará en recortar sus poderes constitucionales. El joven y ambicioso Kwasniewski se perfila como el principal rival de, Walesa en las elecciones presidenciales que se celebrarán en otoño. Según los sondeos, le ganaría fácilmente.

Precisamente la baja posición del actual presidente en todos los sondeos -según los cuales la impopularidad de Walesa ha batido todas las marcas- es, en opinión de muchos observadores, la razón directa del conflicto.

El objetivo de Walesa no tiene por qué ser la disolución del Parlamento, sino el cambio de Gobierno para obligar a Kwasniewski -que ahora está fuera del Gabinete- a asumir la responsabilidad y quemarle antes de las elecciones.

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