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Irán prohíbe las antenas parabólicas para combatir la "ocupación cultural"

Vistas como símbolo de decadencia y corrupción, las antenas parabólicas han sido condenadas a su desaparición por el Parlamento iraní. En una clara victoria para los radicales, el poder legislativo prohibió la importación, fabricación, comercialización y uso de antenas parabólicas de televisión, a fin de combatir la "contaminación cultural" de Occidente. 'La larga lucha política entre radicales y moderados llegó a su punto culminante el domingo, cuando el Parlamento (o Majlis) proscribió las antenas que en los últimos años se han incorporado al paisaje urbano de las grandes ciudades iraníes. La ley entrará en vigor cuando consiga el sello del Consejo de Guardianes de la Revolución -el organismo supraparlamentario con amplíos e inapelables poderes en la república islámica- durante sus deliberaciones en la próxima semana.

Los propietarios de antenas tendrán un mes de plazo para desmontar los equipos que les permiten ver programas', noticiarios y películas occidentales, que el clero shií acusa de ser un medio de "lavado cerebral para la juventud iraní". Los infractores soportarán multas de hasta 1.700 dólares (unas 230.000 pesetas).

La ley, presentada en septiembre, contempla la retransmisión de algunos programas extranjeros mediante los canales estatales, siempre y cuando "sean compatibles con los valores islámicos". Entre los damnificados por la nueva ley habría que incluir a altos funcionarios del Gobierno, incluyendo al pragmático presidente Hachemi Rafsanyani, quien es un asiduo espectador de programas informativos de la BBC y la CNN.

Televisión y alcohol

La votación en el Majlis se produjo tras meses de encendido debate público entre los sectores moderados, que poseen y defienden sus antenas parabólicas, y los radicales, que atacan la influencia de la televisión extranjera con idéntico tesón con el que, condenan el consumo del alcohol. La decisión entrañó una estrepitosa derrota para, entre muchos otros, el ministro de Telecomunicaciones, Mohamad Gharrazi, que se convirtió en defensor de los fabricantes iraníes de antenas. "¿Deberíamos entonces arrancar todos los viñedos de Irán simplemente porque uno de sus productos posibles, el vino, está prohibido por el islam?", se preguntó.

Pero, obviamente, se ha impuesto el parecer de los radicales. "El impacto de la televisión por satélite equivale a una ocupación cultural. No podemos permanecer indiferentes ante ella" declaró hace meses el ministro de Cultura y Guía Islámica, Mustafá Mirsalim.

[Por otra parte, el ministro de Asuntos Exteriores iraní, Alí Mbar Velayati, inició ayer en Nueva Delhi un viaje de tres días con una delegación de empresarios. Velayati anuncié la voluntad de su presidente, Hachemi Rafsanyani, de visitar pronto la India, informa Reuter.]

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