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Ausencia de objetivos claros en la presidencia francesa de la UE

Francia comenzó el año asumiendo una no deseada e incómoda presidencia de la Unión Europea (UE). Las elecciones. presidenciales de los próximos 23 de abril y 7 de mayo amenazan con paralizar cualquier iniciativa y el discurso europeísta, una vez Jacques Delors fuera de la carrera al Elíseo, no es defendido por ninguno de los candidatos, oficiales u oficiosos.Sobre el papel, Francia se ha fijado cuatro objetivos para los próximos seis meses: 1) Favorecer el crecimiento económico y la creación. de empleo; 2) Promover la, seguridad europea a través del llamado Pacto de Estabilidad y de la UEO; 3) Afirmar la existencia de una cultura e identidad europeas, y 4) Preparar la conferencia intergubernamental de 1996.

Se trata de objetivos tan generales que es difícil saber si van a desarrollarse a través de alguna medida concreta o van a quedar en el terreno de las buenas intenciones, tal y como sugería un alto funcionario de Bruselas al decir que "la ventaja de la presidencia francesa, cuando llegue el momento de hacer balance, es que carece de objetivos".

Pero no se trata tan sólo de la vaguedad de los propósitos gubernamentales, sino de la confusión que reina dentro de la actual mayoría.

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