Desafío a la 'inquisición' antidopaje
Los ciclistas se movilizarán en la Milán-San Remo contra la UCI
A Hein Verbruggen, el holandés presidente de la Unión Ciclista Internacional (UCI), deben de estarle zumbando los oídos estos días. Corredores, médicos y equipos no paran de hablar de él. Y no bien, precisamente. El lanzamiento del nuevo control antidopaje tiene la culpa. Los ciclistas españoles, que califican de "inquisidor" el nuevo reglamento (ver EL PAÍS del 15 de diciembre) han agarrado el toro por los cuernos, han dado un paso al frente, han convocado por correo a todos sus colegas europeos -sólo les falta la adhesión de los italianos- y van a tirar del carro. No están contra el control antidopaje, pero quieren que se oiga su voz en la redacción de las normas que van a afectar a su carrera.
La idea que se baraja es movilizarse -bajarse de la bicicleta- como protesta. "El momento ideal sería la disputa del Mundial", informa un representante del sindicato español, "pero como es muy tarde [se correrá en Colombia el 8 de octubre] vamos a intentar protestar en la Milán-San Remo [el 18 de marzo]". Justo en el hígado de Hein Verbruggen, en el lugar que más le podía doler: la Milán-San Remo, oficiosamente el campeonato del mundo de primavera, es la carrera que da inicio a la Copa del Mundo, el proyecto más caro a Verbruggen y verdadero escaparate del ciclismo mundial. "No queremos hacerle un favor a la UCI y protestar en pruebas a las que no tiene aprecio, como la Ruta del Sol", añade la fuente sindical, quien basa el posible éxito de la convocatoria en el recuerdo de lo logrado en 1992, cuando consiguieron con un par de plantes que dejara de ser obligatorio el viso del casco, otra de las ideas innovadoras de Verbruggen.
El colectivo ciclista se siente tan sensibilizado por las nuevas normas -que incluyen la posibilidad del positivo a posteriori-, que poco trabajo han tenido los equipos para convencerles de la necesidad de que fueran ellos "quienes tiraran del carro". En la última asamblea del sindicato, en la que fue elegido presidente el ex corredor José Luis Laguía y en la que el asunto estrella estaba previsto que fuera el reparto de las cuotas sindicales, los corredores españoles expresaron su sentir unánime contra el reglamento y contaron con el apoyo decidido del mejor vendedor del mundo, Miguel Induráin, vicepresidente del sindicato, dispuesto a dar la cara.
En los círculos ciclistas se considera que la postura de los corredores es la mejor forma de luchar contra la UCI. Los patrocinadores de los equipos no quieren que sus marcas se vean envueltas en noticias que consideran negativas, como las referentes al dopaje, y los médicos, que pueden ser castigados por el nuevo reglamento, piensan que una protesta suya sería vista por la mayoría como una pataleta corporativista.
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