Berzin: "Un poco de descanso no viene mal"

"Me quedan por lo menos 10 años de profesionalismo, así que no me vendría mal un poco de descanso en 1995 para no acabar exprimido". La telenovela de Eugeni Berzin, el ruso de 24 años que derrotó a Induráin en el último Giro, ha copado la atención del ciclismo italiano todo el otoño. Ya el invierno desvelará el final, que puede ser tan sorprendente como decir que el joven llamado a liderar el ciclismo mundial cuando se produzca la la retirada de los Induráin y los Rominger puede pasarse un año en blanco. "Disputaré la temporada 95 de una forma extraña, entrenándome durante las carreras", cuenta Berzin. "No me es posible colaborar con otros compañeros con los cuales se han deteriorado las relaciones. Ya se ha terminado el Berzin que se sacrificaba por Furlan en la Milán-San Remo o el que pedaleaba para Argentin en la Flecha Valona".Los hechos hasta ahora son más o menos así: a finales de su Giro victorioso Berzin manifestó su intención de dejar su equipo, el Gewiss, a partir de 1995. El conjunto dirigido por Emanuele Bombini y desde su retirada su ex compañero Moreno Argentin, le rebatió sosteniendo que Berzin había firmado ya un contrato que le ligaba al Gewiss hasta 1996. El corredor ruso, sin embargo, no daba por buena esa situación y mantenía que lo que él había firmado en realidad era un precontrato y no el contrato oficial. La comisión de arbitraje de la Liga Ciclista Italiana se reunió para dictaminar y emitió su sentencia el 11 de diciembre: el papel que firmó Berzin con el Gewiss era válido y el ruso sólo podría cambiar de equipo si llegaba a un nuevo acuerdo con la empresa de Bombini.

Entre medias intrigó, el Polti, que había perdido a su líder, Gianni Bugno. La oferta del Polti (unos 200 millones de pesetas), por el traspaso del ruso fue rechazada por Bombini. "Me habría encantado irme al Polti. Quiero dejar el Gewiss", explicaba ayer Berzin, "porque en la relación con mis compañeros se han creado situaciones muy difíciles de soportar. Ahora que el arbitraje me ha quitado la razón me enligado a un equipo que no me agrada en absoluto".

Mal que le pese Berzin debe continuar en el Gewiss, que ha tomado el asunto más como una cuestión de principios que de dineros. Hace una semana, Berzin no acudió a la presentación oficial del equipo a pesar de que Bombini le había convocado. Y ahí están, en un callejón. "No hay otra salida que la ruptura, es una cuestión de principios". Induráin, de rebote, se quedaría sin uno de sus principales rivales en un año especial. "Pero Miguel es grande incluso sin mí: encontrará otros adversarios", explica el ruso.

Más dureza. La nostalgia y el gusano de la competición habitan en los campeones. "Espero impaciente la próxima temporada", añade Berzin. "A ver como funcionan los cambios que supone el traslado de la Vuelta a septiembre. Y hasta el Mundial en altura podría reservar sorpresas. Me gustaría estar en medio de todo eso desde la primavera, pero eso no depende de mí".