Del botijo al 'tuperware'
Los ojos celestes de Claudio Rojo, destacan en un uniforme azul que luce "encantado". Hace ya 18 anos que entró en Iberia, de administrativo. Ahora tiene 40 y, desde hace 15, viaja como técnico de vuelo en un Boeing 727 a todos los destinos de corto recorrido. De todos, prefiere Moscú.Llega al avión 45 minutos antes del despegue. En ese tiempo chequea hasta 400 puntos. Su misión es "revivir al avión y hacerlo habitable", y eso incluye desde encender los motores hasta dosificar el oxígeno del interior. Es el tercero de abordo, tras el comandante y el copiloto, y controla todos los aspectos técnicos del avión.
Dice ser "ún enamorado" de su profesión. Le "molesta" el papeleo sobre el avión que tiene que tramitar en su trabajo. Odia tener que separarse de su familia.
Pero Claudio se sabe una especie a extinguir. Los nuevos modelos de aviones (como el Jumbo-400 o el A-340) ya vienen con cabinas para dos: piloto y copiloto. La técnica ha logrado suprimir a los técnicos de vuelo. Ante este panorama, Claudio compara su profesión en estos tiempos con los frabricantes de botijos en la era del tuperware"."Nuestra arma para sobrevivir A la técnica es prepararnos, hacernos pilotos", dice. Uno de cada tres técnicos de vuelo son pilotos de líneas aéreas pendientes de las prácticas de vuelo. Cuandose le pregunta a Claudio qué pide para su colectivo a la compañía, contesta sin dudarlo: "Que nos den esa oportunidad de poder volar".
Tiene un hijo de 16 meses, y espera otro. "Claro que me gustaría que alguno de mis hijos eligiese esta profesión, pero no van a poder serlo; para entonces, ya no existirá".
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