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El Madrid encuentra su receta

La defensa 1-3-1 resultó insalvable para los griegos

Lo supuestamente casual se está convirtiendo, debido a su repetición, en una costumbre, lo que pone en duda su casualidad. Primero fue ante el Scavolini. Después ocurrió ante los rusos del CSKA. Por último, al menos hasta el momento, se volvió a repetir en la siempre difícil papeleta que supone jugar ante un equipo griego en su ambiente. Aunque en este caso, todo hay que decirlo, el adversario sea un devaluado PAOK, muy lejos de aquel temible conjunto que se quedó a un triple de Corny Thompson de convertirse en campeón de Europa el pasado mes de abril. La táctica consiste en 20 minutos de tanteo, un inicio del segundo tiempo titubeante que termina con la cuarta falta de Sabonis, habitualmente el mejor hombre hasta ese momento. El lituano se va al banquillo, y cuando la situación se vuelve extremadamente complicada, el equipo blanco rompe el partido sin su máxima estrella.No resulta complicado explicar las circunstancias desde el punto de vista del Madrid. Cada ausencia de Sabonis supone un reto para el resto del conjunto, siempre con la duda de su valía encima de sus cabezas.

En esta Liga Europea, el veredicto es inapelable. El equipo madridista ha superado el complejo Sabonis. Cambia su estilo de juego, pero lejos quedan aquellas descomposiciones que producía las visitas de Sabonis al banco, fuese por la razón que fuese. Más difícil resulta encontrar los porqués que llevan a los contrarios a, una vez alcanzada su posición soñada, con su mayor enemigo inactivo, desmoronarse como un castillo de naipes, como si considerasen un éxito en si el desembarazarse del mejor jugador del Continente.

Cuando Sabonis dejó la contienda, el asunto no estaba claro (44-318, minuto 28). Obradovic cambió de tercio, y si al principio eran tres pivots, en ese momento se decantó por un único hombre alto (Arlauckas) y cuatro. guerrilleros, a los que colocó definitivamente en una zona presionante 1-3-1 que había enseñado en el primer tiempo . Esta variante defensiva resultó ser la tumba del deslabazado equipo griego. En cinco minutos, tiempo parecido al que utilizaron para aniquilar al Scavolini y CSKA, el PAOK, era un cadáver deportivo (58-42, minuto 33). El choque estaba tan decantado que hasta parte de la incansable, inasequible al desaliento y aguerrida afición helena desertó antes del final del partido.

El Madrid puede empezar a pensar en los cuartos de final, no sólo por su envidiable situación (5 victorias y una sola derrota) sino por la debilidad mostrada por la mayoría de los aspirantes. Mientras llegan los compromisos decisivos, debe seguir con el proceso de desenganche que ha iniciado. Nunca es buena la excesiva dependencia, aunque estemos hablando de Sabonis. Además, quien sabe, al final igual resulta que el Madrid, sin buscarlo, ha encontrado la receta ideal. Desgasta con Sabonis y decide sin él. Ver para creer.

Otra derrota del Joventut

La sexta derrota consecutiva del Joventut en la Liga Europea fue la más sangrante. El espectáculo ofrecido anoche en Badalona aleja de las pistas de baloncesto a cualquiera que contemplara el partido, informa Pedro Céspedes. El encuentro acabó con un inaudito empate a 48, lo que mortificó a los escasos espectadores con una prórroga en la que el Joventut perdió los pocos papeles que le quedaban.

7UP Joventut: R. J ofresa (14):, T. Jofresa (13), Ebeling (2), Sanmartín (8), Wright (12), Morales (6) y Lleal (1).

Limoges: Forte (8), Verove (4), Dacoury (13), Bilba (10), Kempton (14), Adanis (2), M'Bahia (0), Young (10).

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