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DECIMOTERCERA JORNADA DE LIGA

Simeone lanza al Atlético

Dos goles del jugador argentino derrotaron al Athletic

Santiago Segurola

El Atlético tiró por la brava y encontró a Simeone, como corresponde en esta clase de partidos. El centrocampista argentino se agranda cuando su equipo juega de forma embravecida. Es un futbolista apreciable con la pelota, pero verdaderamente demoledor cuando siente la llamada de la sangre. El Atlético propuso un partido de estas características y fue normal ver a Simeone convertido en el héroe de la tarde. Marcó dos goles, llevó la bandera del equipo y salió del partido aclamado por la hinchada, que necesita ídolos y un poco de ilusión.

El enérgico ejercicio del Atlético tapó cualquiera de sus carencias. Simplemente fue superior al Athletic, que malgastó la excelente calidad de sus jugadores. Le salió la vena tristona, y así estuvo durante toda la tarde. Se escondió en su campo y quiso especular con algún contragolpe. Estuvo a punto de conseguirlo en el gol de Goikoetxea, un remate cargado de precisión y veneno. Pero Simeone llamó por segunda vez y dejó el partido donde estaba. En realidad, ahora se sabe la razón de su escasa producción goleadora: frecuenta muy poco el área. Y también se adivina que hay un sentimiento de frustración en el equipo. El Athletic ha alcanzado una buena clasificación, pero sus futbolistas no disfrutan en el campo. Le fal ta atrevimiento, o descaro, o libertad. En el Manzanares jugó empequenecido, sin capacidad para contestar al fútbol vitalista que le propuso el Atlético de Madrid. Uno por uno, quedaron desperdiciados sus mejores jugadores: Urrutia, Goikoetxea, Guerrero, Ziganda. El único que se mantuvo a flote fue Garitano, que tiró del equipo con una voluntad inquebrantable.

Las condiciones del partidos se establecieron en la primera jugada. El Athletic perdió la pelota y el Atlético fue con todo hacia la portería de Valencia. Desde ese momento, los locales tuvieron el poder. El Atlético jugó con vehemencia y verticalidad. Recuperó el balón con rapidez y buscó dos cosas: la llegada de Caminero por la derecha: la habilidad de Kiko en el juego de espalda. Kosecki apareció menos de lo que pedía la debilidad de Tabuenka, un futbolista limitadísimo. Una vez más naufragó como lateral derecho, pero le salvé el depauperado aspecto general del Athletic. En aquel paisaje descolorido, no se podía cargar las tintas contra nadie en particular. La presencia del Atlético en el terreno de su rival fue abusiva. Sin embargo, pasó apuros en los dos únicos contragolpes del Athletic en la primera parte. En el primero, López llegó antes que Guerrero a un pase cruzado por Ziganda. El segundo llevó polémica. En la única jugada de clase que ofrecieron los 'bilbaínos, Goikoetxea lanzó con habilidad y sutileza a Ziganda, que corrió hacia Diego. El mano a mano no se produjo porque el delantero centro del Athletic cayó en el área, entre el portero y López. Fue la única aparición del Athletic en el área local en el primer tiempo. Todo lo demás, durante todo el partido, fue para el Atlético de Madrid.

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