El Sevilla tapa la boca al Camp Nou
Súker acaba con la imbatibilidad del Barça en su estadio
El calor del hogar no reanimó al Barça. El colectivo azulgrana ya no es el equipo sedentario por excelencia: era el único que no había cedido un punto en su estadio. El grupo de Johan Cruyff va perdiendo atributos y ganando defectos. La vuelta a casa fue un reencuentro con la impotencia. Impotencia con uno mismo: quieren y no pueden; con el rival: el Sevilla fue mejor; con el árbitro: tuvo Fernández Marín una mala tarde e incluso perdonó la expulsión a Romario; y con el entorno: suena la palabra prima por boca del entrenador y el presidente recuerda el carácter social de la institución.El confusionismo barcelonista fue tremendo dada la clarividencia sevillista. Luis dejó de ser ayer un buen cliente para Cruyff. El Sabio de Hortaleza pudo, por fin, mostrar que su manual del contragolpe es válido para contrarrestar el diccionario de Cruyff. El contraataque del grupo andaluz desmontó todo el escaparate azulgrana. Fue una tortura para la hinchada ver cómo el Sevilla llegaba al área azulgrana y cómo el Barcelona se perdía en la divisoria de la cancha.
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