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VELA

"Acabados los Juegos, todo se derrumbó"

Teresa Zabell, la mejor regatista mundial, cuestiona la política deportiva

El currículo de Teresa Zabell no tiene límites. Ya no le queda prácticamente ningún galardón perdiente, ya que recientemente la Unión Internacional de Vela IYRU) la ha elegido como la mejor regatista femenina del mundo en el año 1994. Desde que a los 14 años descubrió el mar, en las playas de Málaga, ha ido reuniendo todos los títulos internacionales posibles en la clase olímpica 470: bicampeona mundial (1991 y 1994), tricampeona europea (1991,1992 y 1994) y campeona olímpica (1992). Cumplidos los 29 años, no ha perdido la ilusión por navegar. y ganar. El próximo reto que se ha marcado es la medalla de oro en Atlanta 96.Zabell no se conforma, sin embargo, con exhibir y tratar de ampliar su historial deportivo. Entiende que los trofeos le dan autoridad suficiente como para erigirse en portavoz de denuncia de los problemas de la vela ligera española. No tiene reparos en cuestionar la política deportiva española y augurar, en calidad de deportista y de diplomada en informática y mercadotecnia, malos tiempos: "La situación de la vela es tan precaria que antes o después dejará de aportar campeones olímpicos. A la vela española le falta motivación".

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El profesionalismo y los frenos

"Los deportistas se han quedado colgados después de los Juegos Olímpicos de 1992", relata Teresa. "Nos vendieron la moto de que había que ganar medallas en Barcelona por el orgullo de España. Lo dieron todo y se ganaron 23 medallas. Fuimos el escaparate de la mejor campaña de mercadotecnia que jamás ha tenido este país. ¿Y para qué? Al acabar los Juegos, todo se derrumbó. Si te he visto no me acuerdo. Para eso podrían haberse ahorrarse todo el dinero desde el principio".

A Teresa le trae sin cuidado que el presidente de la Federación Española de Vela, Fernando Bolín, la acuse de ser una "deportista conflictiva mal asesorada" aunque, al mismo tiempo, el dirigente certifique el buen oficio de la regatista. "Mis críticas reflejan el pensar de la mayoría de mis compañeros", responde Teresa. "Si ellos no denuncian los problemas es porque, en parte, no se pueden permitir el lujo de hacerlo por temor a represalias. Los títulos son una credencial para criticar. En este sentido, soy la portavoz de sus problemas".

Teresa lamenta que los actuales criterios del Consejo Superior de Deportes para conceder las becas se basen en exigir títulos cada año: "Hay mucha gente competente que no tiene acceso a estas ayudas económicas, mientras que otros, depués de ganar, cobran y dejan de entrenarse". Otro dato: "La federación sólo paga la gasolina cuando salimos a competir al extranjero y, 5.000 pesetas por día en dietas".

Ante la precariedad de estos medios, Teresa ha optado por la profesionalización para seguir con su pasión y optar al oro en Atlanta 96. Su vida sigue siendo el mar, donde pasa cerca de 200 días al año. Pero, por encima de todo, hay un estilo de vida y trabajo, y una búsqueda de la perfección. Ésa es la gran obsesión de Zabell: "He creado un equipo privado, al estilo de los pilotos de rallies que corren el Mundial, con una infraestrucura al alcance de muy pocos regatistas y respaldado por patrocinadores de lujo que aportan un presupuesto de ocho millones de pesetas por temporada".

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