El Barça resuelve una mala tarde
Un penalti del Valladolid abrió el camino a los azulgrana
Una acción infantil le arregló al Barcelona una mala tarde Una mano de Nilson -que se quejó de un empujón en la misma jugada- aparentemente inofensivo fue castigada con penalti. El lanzamiento pifiado de Koeman alcanzó la red suplicando, pero fue gol al fin y al cabo. El primero, que era el difícil. Luego, con el Valladolid abierto en canal, el Barça ya descubrió más vías por donde vaciar sus goles. Pero su victoria no provino de la seducción El conjunto catalán no recurrió a su viejo fútbol de fantasía -no se lo permitió el planteamiento del rival-, pero supo resolver la cita con una sobredosis de suerte y oficio El triunfo le deja en los pisos de arriba de la tabla. Al Valladolid, en cambio, le mantiene en los sótanos.El Barcelona se encontró un partido incómodo, aunque por aspectos diferentes a los esperados. Tuvo la pelota durante el mayor número de minutos, pero en una proporción menor a la que le concedía su papel de favorito. Se encontró un adversario eminentemente defensivo, pero no bajo el modelo del cerrojazo al uso. Y, en cualquier caso, complicado de meterle mano. Ni siquiera el dibujo diseñado por Cruyff dio los frutos sospechados.
El técnico holandés quiso hacer de Zorrilla un campo más ancho de lo habitual. Así, pegó a Stoichkov a la banda derecha y a Sergi, a la izquierda. Por allí no estaba la llave para abrir al Pucela: Cidoncha podía con el búlgaro y Cuaresma con el español. La fórmula, eso sí, obligó a estirarse más de lo debido a la zaga contraria, aunque no lo suficiente como para habilitar espacios centrales. Jordi y Amor, los designa dos. para ejecutar las entradas desde atrás, apenas encontraron calles por donde aprovechar su zancada. Mientras, el marcaje estrecho de Ferreras sobre Romario borraba del partido al brasileño.
Por unos minutos, el Valladolid jugó a hacerse pasar por una de las celebridades del campeonato. Logró quitarle la pelota al rival más de lo acordado, se atrevió a manejarla con descaro y hasta descargó su fusta sobre el portal de Busquets. Fue una secuencia tan sorprendente como efímera, pero que, bastó para llenar de confusión al Barcelona.
Gracias a Busquets, que acertó a frustrar dos claras ocasiones de Nilson (una la interceptó y en la otra tapó huecos), el Barcelona se recuperó de esa pasajera sacudida y se lanzó, sin mucha contundencia, a la conquista de los dos puntos. No destapó su joyero, pero al menos recuperó el dominio del balón.
En la reanudación, el técnico holandés volvió a mover sus piezas: Stoichkov se pasó a la izquierda, y Jordi, a la derecha. Nada, aunque en esa fase el Barça encontró la llave de la victoria. Gracias, eso sí, a una jugada a balón parado.
Y tras el 0-1 el Barcelona se encontró otro partido.
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