"¿Y si me corto la coleta?"
La Federación prohíbe a una niña de nueve años jugar al fútbol con chicos de su edad
Las lágrimas de Lara Rúas Joven, de nueve años, duraron cuatro días. Los que siguieron a un telegrama de la Federación Valenciana de Fútbol dirigido a su club el Rayo Levante de Benidorm. En él se anunciaba que la ficha de Lara -tramitada legalmente- quedaba anulada y que su equipo perdía los puntos del único partido que había disputado la niña. El Gandía, club rival de Lara y sus compañeros, denunció, a través del acta arbitral, la presencia de este centrocampista goleador pero con coleta. A Lara le duele ver a su equipo, igualado en cabeza con el Gandía, perjudicado por su culpa. " ¿Y si me pongo un pito de plástico y me corto la coleta ...?" llegó a decir en plena rabieta. Al final, Lara parece resignada:- "Jugaré al menos los encuentros amistosos".La chica, que es la estrella del equipo, quiere jugar con los chicos. Tiene madera de futbolista y no tiene nada que envidiar a nadie en su categoría. "No juego con las chicas porque me aburro", afirma. Pero la realidad es que no puede hacerlo ni con unos ni con otras: con los chicos se lo acaban de prohibir y con las chicas es imposible porque en la Comunidad Valenciana no hay fútbol base femenino. La única posibilidad que tiene Lara para seguir jugando en competición oficial es hacerlo con las mayores, es decir con mujeres de entre 18 y 30 años. Según la normativa, el fútbol mixto no existe en Valencia.
La Federación Española de Fútbol acabó con esta prohibición en julio de 1993, pero concedió autonomía a las territoriales para que decidieran en cada caso como ya sucede en muchas disciplinas deportivas donde se promueve que chicos y chicas compitan juntos. Es el caso de la federación madrileña, que está experimentando el fútbol mixto en categorías, benjamines y alevines. El Butarque, por ejemplo, íntegramente femenino, compite en fútbol 7 (los equipos son de siete jugadores) con conjuntos masculinos.
"Presi, ¿por qué no hacemos una manifestación?", fue la reacción de algunos de los 70 niños que integran en sus tres categorías (alevines, infantiles y benjamines) el Rayo Levante, ante lo que consideraban una injusticia flagrante. El presi es Rafael Lago, de 58 años, ilusionista de profesión, que aprovecha su tiempo libre para "intentar que los niños hagan deporte".
Lago fundó el pasado verano el Rayo Levante. Nunca pensó que una niña, la hija del entrenador del benjamín, pudiera jugar con los chicos. En el terreno de juego no apreciaba la diferencia, por lo que tramitó su ficha y ésta inicialmente fue aceptada. La ilusión duró un solo partido. Lago no está dispuesto a quedarse quieto: impugnará la decisión ante los comités deportivos y elevará recurso, si es preciso, ante el Tribunal Constitucional.
Lara deberá esperar hasta que se resuelva este conflicto. "Seguiré jugando en el Rayo Levante cuando pueda". ¿Y de mayor? "También, y si no, en el Athletic de Bilbao, donde está mi ídolo, Julen Guerrero". Enrique, su padre y entrenador, natural de Amorebieta (Vizcaya) asegura que el juego de su hija le recuerda al del interior vasco: "Es una centrocampista adelantada, golpea bien con ambas piernas y tiene visión de juego".
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