El fiscal asegura que el PRI bloquea la investigación del asesinato de su antiguo secretario general Ruiz Massieu

Dos de las organizaciones más poderosas de México, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y la Procuraduría General de la República (PGR), tuvieron el lunes por la noche un encontronazo de consecuencias difíciles de prever. El subprocurador Mario Ruiz Massieu acusó públicamente a María de los Ángeles Moreno, actual secretaria general del partido oficial de montar un "contubernio" para bloquear la investigación sobre el asesinato de su hermano, José Francisco Ruiz Massieu, número dos del PRI hasta su muerte el pasado 28 de septiembre.

Se trata de un cruce de acusaciones inédito en la vida política mexicana. El presidente del PRI, Ignacio Pichardo Pagaza, también resultó tocado. El subprocurador le acusó de realizar "declaraciones pervesas" para deslegitimar la investigación y forzarle a abandonarla.En más de una ocasión, Pichardo ha declarado que el asesinato del dirigente del PRI era una cosa de gánsters, sin más motivación política: una hipótesis que nadie en México cree. "Nunca pudieron entender que los asesinos están dentro del PRI", dijo el lunes Mario Ruiz Massieu con frialdad.

Las declaraciones del subprocurador a un canal de televisión, que han levantado un importante revuelo, se producen además en un momento delicado para el país. Al actual presidente, Carlos Salinas de Gortari, apenas le quedan dos semanas en el cargo. Y su sucesor, Ernesto Zedillo, aún no se ha lanzado a la arena. Tradicionalmente, con el cambio de Administración se renueva la totalidad de altos cargos del país, lo que ha llevado a muchos a temer que se aparte a Ruiz Massieu de la investigación. Esta circunstancia explica por qué el subprocurador multiplica gestos como el del lunes.

Pero Ruiz Massieu no se limita a declaraciones. El lunes mismo, mientras recibía en su despacho a las cámaras de televisión para asestar un duro golpe propagandístico al PRI, sus subordinados interrogaban en otra dependencia de la PGR al senador del partido oficial Enrique Cárdenas, legislador por el Estado norteño de Tamaulipas que forma parte del mismo grupo político que el ex diputado Manuel Muñoz Rocha, presunto autor intelectual del balazo en el cuello que acabó con la vida de Ruiz Massieu, actualmente en paradero desconocido. Otro político importante, Hugo Andrés Araujo, secretario general del sindicato del campo del PRI, también tuvo que pasarse por la fiscalía.

La reacción del PRI a este triple golpe es incierta. El partido oficial ha reaccionado de forma agria a todas las iniciativas de la fiscalía en este caso. Como dijo el subprocurador, en el PRI se han preocupado más de "defender a los criminales que de que se resolviera el caso del asesinato de su secretario general".

De momento, todo lo que Pichardo o Moreno han hecho es salir del paso. El mismo lunes por la noche, el presidente del PRI apareció en el telediario con más audiencia del país para rechazar las acusaciones y exigir que no se le impute nada sin tener pruebas en la mano. La secretaria general del PRI esperó hasta ayer, pero tampoco dijo mucho más.

Parece material poco pesado para pararle los pies a Ruiz Massieu. El subprocurador advirtió subliminalmente que ya nada puede detener el escándalo que supone para México ver complicada a la plana mayor de la política nacional en un asesinato. Ni siquiera su destitución. El hermano del asesinado dirigente del PRI dejó claro que hay indicios que apuntan a "personajes importantes", cuyos nombres ha prometido revelar en los próximos días.