Partidos políticos y asociaciones dominicanas recuerdan por separado el aniversario de la muerte de Lucrecia Pérez
El segundo aniversario de la muerte de Lucrecia Pérez dividió ayer a partidos políticos y a asociaciones dominicanas. En las ruinas de la discoteca Four Roses, en las proximidades de Aravaca donde cayó asesinada esta inmigrante, se celebraron dos ofrendas florales. Por la mañana depositaron flores en su memoria un centenar de personas convocadas por la Unión de Inmigrantes Dominicanos, el Partido de la Liberación Dominicana e Izquierda Unida. Cuatro horas después, en el mismo escenario, se dieron cita otros 300 inmigrantes para responder a las llamadas de las asociaciones dominicanas en España.Octavio Caballero, de la Asociación Juan Pablo Duarte, comentó que los reunidos por la mañana no querían mezclarse con ellos porque el acto vespertino era de carácter religioso: "Los que estaban aquí hace unas horas han dado la espalda a los actos religiosos, así como el embajador dominicano, que es una persona que no ha conectado nunca con los problemas de sus compatriotas". En la ofrenda matinal, los partidos leyeron un comunicado rechazando la xenofobia. "Nosotros, los españoles, fuimos inmigrantes igual que ellos", comentó el presidente de la Asamblea, Pedro Díez, de IU. La consejera de Integración Social, Elena Vázquez, del PSOE, señaló: "Los dominicanos vienen a generar riqueza y permiten a las mujeres madrileñas entrar en el mercado de trabajo".
Durante el acto celebrado a partir de las 16.30 se congregaron 300 dominicanos. Uno de ellos leyó un comunicado y reclamó de los Gobiernos europeos el 0,7% de sus presupuestos para los países del Tercer Mundo. Según, Noelia, dominicana de 30 años, empleada de hogar desde 1990, el asesinato de Lucrecia ha servido para mucho: "Se nos respeta más y el trato es mucho mejor". Representantes de la Unión de Inmigrantes Dominicanos indicaron, sin embargo, que la actitud racista de un ' a parte de la sociedad española no ha cambiado. La jornada culminó con la celebración litúrgica presidida por el párroco Julio Acosta, natural de Vicente Noble, el pueblo de Lucrecia.
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