La romería de San Eugenio reaparece después de 63 años

Por primera vez después de 63 años, ayer se volvió a celebrar en el pueblo de El Pardo la romería de San Eugenio, una tradición que data del siglo XVII y que celebra el culto a la recogida de las bellotas. Acudieron unas 400 personas.La jornada, convocada por el Ayuntamiento de Madrid en colaboración con diversas asociaciones, se inició a las diez de la mañana en la plaza de la Villa, desde donde los vecinos partieron en autocar hacia El Pardo. A la fiesta asistió el alcalde, José María Álvarez del Manzano.

Ya en El Pardo, y tras la lectura del pregón a cargo del periodista Ángel del Río, de la COPE, los participantes se desplazaron a pie hasta el encinar próximo al Cristo de El Pardo, cruzando el puente de los Capuchinos.

A las doce del mediodía se celebró una misa de campaña, para dar paso a distintos juegos y bailes de romería. Durante el almuerzo, los romeros, emulando a sus antepasados, recogieron bellotas y practicaron diferentes juegos y pasatiempos. La jornada festiva concluyó por la tarde.

Felipe IV y el ladrón

La romería de San Eugenio es de las pocas que no tienen como origen el milagro de un santo. Según cuentan las crónicas, la tradición se basa en una anécdota protagonizada por el rey Felipe IV y un ladrón de bellotas. El monarca estaba cazando en El Pardo cuando se perdió en el bosque detrás de un jabalí. Entonces se cruzó con un hombre que robaba bellotas. El hombre imploró perdón por el hurto, y, curiosamente, el rey no sólo le perdonó, sino que autorizó a todos los madrileños para que recogieran libremente el fruto de las encinas, lo que con el paso del tiempo se convirtió en un motivo para ir de romería a las posesiones reales el día de San Eugenio.Los vecinos de Madrid mantuvieron la tradición, y cada 15 de noviembre recorrían los más de quince kilómetros que separan El Pardo de la Puerta del Sol en carros, carretas, andando, en calesas o en coches de caballos.

En los años treinta, la celebración cayó en desuso, a pesar de contar con ardientes defensores, como el escritor Ramón Gómez de la Serna.

La iniciativa de volver a celebrar la fiesta ha partido en esta ocasión del Área de Educación, Juventud y Deportes del Ayuntamiento de Madrid, cuyo responsable, el concejal José Gabriel Astudillo, espera que "éste sea el primer paso para recuperar una de las más bellas tradiciones del cesticismo madrileño".