La renovación

La Liga ACB se toma un respiro en su enloquecedor inicio para que vuelva a la palestra la selección, lo que supone la consiguiente reapertura del eterno debate que le rodea desde hace varios años. ¿Renovación o conformismo? La nueva lista con la que Lolo Sainz quiere afrontar los próximos compromisos parece dejar claro el deseo del técnico de abandonar el "vale más malo conocido que bueno por conocer" aunque las posibilidades de experimentación que permiten los cercanos encuentros (equipos de segunda fila, clasificación asegurada) dejan todo en cuarentena. Estos anunciados deseos de renovación chocan con las urgencias a las que se debe enfrentar el equipo nacional. Para armar un equipo competitivo (casi mejor decir ilusionante) hace falta un poco de tiempo. No lo hay. En menos de ocho meses España estará disputando no sólo un campeonato de Europa, competición que sí podría permitir un mayor margen de maniobra, sino la clasificación para los Juegos de Atlanta Y esto ya son palabras mayores.La reconstrucción parte de un punto que día a día genera menor discusión. Alberto Herreros. El alero madrileño, problemas y continuas derrotas de Estudiantes aparte, está confirmando en un inicio de campaña espectacular su ambición y capacidad de liderazgo, algo que prácticamente desapareció en la selección desde que a Epi le empezaron a pasar factura sus muchas batallas disputadas. Herreros ha de corresponder a los dioses que le han otorgado su enorme talento convirtiéndose definitivamente en el vértice, el punto de referencia, la seña de identidad del conjunto nacional.
Resuelto el primer problema otorgando los galones de forma clara y explícita a Herreros, sólo falta completar el equipo con otros 11 jugadores. En los próximos días podremos asistir a las actuaciones de varios aspirantes a ocupar puestos de responsabilidad futuros y dispuestos, esperemos, a desmentir los negros presagios de aquellos que defienden que el baloncesto español sólo cuenta con la escasa cera mostrada en Barcelona, Alemania o Toronto, y de ahí la lánguida llama que ilumina de mala manera el panorama de la selección. En manos de Nacho Rodríguez, Reyes, Suárez, Angulo, Albert y algunos más que le han quedado a las puertas está la respuesta.
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