Stoichkov aguantó al Barça
La expulsión de Andrés cortó la reacción de un Oviedo dirigido por Prosinecki
"No podemos pasar de la exhibición al ridículo". Bajo este lema, Johan Cruyff mandó al campo al mismo equipo que el miércoles goleó al Manchester United. Delante tenía al Oviedo, un equipo que ha perdido cada vez que este curso ha salido de casa, aunque en sus últimas cinco visitas al Camp Nou sacó dos empates y una victoria. El partido, por lo demás, presentaba otro aliciente. La presencia de Robert Prosinecki -el extranjero pretendido por la directiva azulgrana antes que Gica Hagi- enrolado en las filas del grupo de Antic.Prosinecki fue el genio y figura de la primera media hora del choque. Estaba el Barcelona muy espeso en la cancha, sin fluidez ni profundidad, ni tampoco llegada al área. Salvo un remate fallido de Romario, tras una gran jugada individual, el Barcelona no sacaba fruto de su dominio. Tenía el cuero y el balón, pero la falta de precisión en el toque, dejaba la contienda en manos de Prosinecki. El croata le sirvió un pase letal a Maqueda que Busquets neutralizó y él mismo puso de nuevo a prueba al meta azulgrana a la, salida de una falta.
Los aciertos de Busquets permitieron la rehabilitación local. Falto de lucidez, el colectivo de Cruyff atrapó el gol a balón parado. Stoichkov confirmó su gran momento de forma con un lanzamiento en parábola a la base del poste izquierdo de Mora. El tanto y el cambio de marcaje a Prosinecki (Ferrer pasó a controlar al croata en lugar de Amor) serenó a los azulgrana.
El encuentro, sin embargo, volvió a sus orígenes en la reanudación. La resaca atrapó a los barcelonistas, y Prosinecki continuó mandando avisos con sus balones trenzados.
El Oviedo mandó en la cancha. Cruyff vio tan mal parado el asunto que retocó al equipo, y sacó a Nadal para vestirlo de ariete. Los cambios y la expulsión de Andrés maniataron a los asturianos. El equipo de Cruyff, mientras, vivió a expensas de Stoichkov. El búlgaro protagonizó prácticamente todas las ocasiones de gol azulgrana. Entonces, el travesaño sostuvo al Oviedo.
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