Celta y Tenerife recuerdan sus partidos de Copa

El Celta salió coqueteando con el descenso cuando se decidió a resolver. Faltaban sólo diez minutos y fueron sus dos centrales, Alejo y Salinas, los que decidieron un encuentro en el que fue siempre por detrás en el marcador.Pero enfrente estaba el Tenerife, y con él, el recuerdo de las noches de Copa de la temporada pasada, cuando los isleños se convirtieron en el último obstáculo que se encontraron los vigueses en su camino hacia la final, que posteriormente perderían ante el Zaragoza. Y como en aquella ocasión, el Tenerife tuvo el éxito al alcance de la mano.

Juanele salió al campo y en tres minutos se redimió ante Cantatore. Cuestionado por su propio entrenador, se empecinó en demostrar la rentabilidad de su fichaje e hizo subir al marcador un gol de lujo. Con el 1-2 todo parecía resuelto.

Villanueva tuvo que intervenir para evitar que el partido terminase con un cuarto de hora de antelación. Pero en ese espacio de tiempo la defensa de cuatro hombres que el técnico chileno estrenó en Vigo empezaba a dar muestras de su fragilidad.

El técnico chileno Vicente Cantatore sorprendió presentando un equipo más ofensivo de lo que se esperaba en Vigo. Víctor y Pizzi encontraron constantemente el apoyo de Chano, de Diego Latorre o de Ezequiel Castillo, que envió a Ramis a la suplencia. La presión del Celta ahogaba las acometidas del Tenerife lejos del área y sólo un remate de Pizzí y un despeje defectuoso de Uribarrena llevaron peligro al área de Villanueva.

El planteamiento de Carlos Aimar fue similar, y el choque de trenes se libraba en todo momento en el medio campo, zona superpoblada durante los 90minutos. El, técnico argentino diseñó un equipo al gusto de Balaídos. El cuestionado Gudelj, verdugo del Tenerife en la Copa, estrenó un banquillo que no había calentado desde que llegó de Serbia.

Merino, depositario también de la ojeriza de la afición, dejó su sitio a Gil. Y reapareció Ratkovic. Con él, el Celta no conoce la derrota, posee la técnica que escasea en el equipo desde que Vicente Engonga se, fue a tierras valencianas. Imprevisible con el balón en los pies, la banda izquierda es siempre la más efectiva del ataque celeste esta temporada.

Al borde de la media hora se animaron las cosas. En apenas cinco minutos, Ezequiel Castillo, Pizzi y Víctor probaron suerte. La encontró el joven canterano, que remató impecablemente un centro del hispano-argentino. El Celta quiso participar y, sólo dos minutos después, Gil aprovechaba un despeje defectuoso de Ojeda para poner el empate en el marcador.

En la continuación, el Celta convirtió en victoria un traspiés que le hubiera colocado con dos negativos en la clasificación. Primero fue Alejo. Después, Patxi Salinas subió al área contraria y resolvió a escasos dos metros de Ojeda. La zona fría de la tabla sigue siendo el escenario de actuación del Celta de Carlos Aimar.