El fútbol también evoluciona
Ataque. El Dinamo le dedico poca imaginación al ataque. Sus jugadores no disponen de recursos para inventar posibilidades. Su juego es monótono y falto de cambios de ritmo. Aunque disponen de velocidad de movimientos, por su cabeza las ideas pasan lentas y sin color. El Real Madrid dispuso de bastante más inspiración. Sus elementos cambiaron constantemente la manera de atacar e intentaron sorprender al contrario con una acción diferente cada vez. Siempre estuvieron por encima del rival en Cuanto a la rápida concepción de la jugada se refiere.Defensa. Los madridistas sólo tuvieron que estar atentos a la velocidad de los jugadores con balón. Este trabajo lo llevaron con tranquilidad y consiguieron que su portería no pasara apuros. Los rusos practicaron un marcaje, al hombre. No sólo lo realizaron los defensas, sino que también los demás jugadores tuvieron un contrario asignado y a él dedicaron toda la atención. Con ello se provocaron muchos huecos para facilidad del ataque madridista.
Marcaje. El marcaje: hombre no está muy de moda en los países futbolísticamente avanzados. En España prácticamente no se usa. Tan sólo, en algún caso especial, un entrenador asigna un marcaje al hombre. Creyendo que con ello anula gran parte del potencial atacante del equipo contrario. Los rusos propusieron ayer, no un partido, sino diez. Quiso su entrenador que cada uno de: sus pupilos peleara contra un solo enemigo. Se equivocó por completo. Impuso, a sus jugadores la ley de estar pendientes del contrario. El fútbol ha evolucionado bastante. Ayer lo pudimos comprobar.
Levantar la cabeza. En una jugada rápida. En una internada individual. Después de regatear a varios adversarios, se busca la posibilidad de terminar la jugada con un tiro a gol. En cuanto hay un espacio, un poco de tiempo, se carga y se dispara. Muchos lo hacen sin pensarlo. Para algunos es una necesidad, pues la jugada se complica. Para otros es un compromiso. Ayer vimos cómo Redondo llegó entre una nube de defensores. Cómo fue leyendo los desmarques de sus compañeros. Y sobre todo, cómo aprovechó los espacios libres creados por sus colegas. Después, se plantó en un mano a mano con el portero. Controlando la situación le miró. Amagó el tiro hacia un lado. Engañó al guardameta. Todo el otro lado estaba a su disposición. Lo aprovechó. Fue toda una lección de cómo se juega con la cabeza levantada.
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