"Felipe nunca tendrá ya la autoridad que tuvo hasta ahora"
JUAN G. IBÁÑEZ Han pasado seis meses desde que dejó de ser el líder de UGT. No tiene despacho propio. Ocupa uno prestado. No quiere homenajes, ni hablar en público en actos de UGT. Pero levantará la voz en el PSOE cada vez que vaya por malos derroteros".
Pregunta. Si Guillermo Galeote le dijera que él ha sido el único responsable de la financiación del PSOE, ¿usted qué diría?
Respuesta. Le creo. ¿Por qué no?
P. Quizá porque trabajaba bajo las órdenes directas de Guerra, y otros dirigentes, ¿no?
R. Estaban Guerra, Txiki Benegas y Felipe González, como secretario general. Pero si él dice que era el máximo mandatario en ese terreno, no hay por qué ponerlo en duda, ¿no?
P. Galeote no conocía Filesa, Mario Conde no sabe a quién le entregó 600 millones de pesetas...
R. No tengo datos para poner en entredicho lo que dicen unos u otros.
P. ¿El engaño del que se sintió víctima Garzón cuando fue político es de los que provocan en el afectado cierto deseo de hacer justicia?
R. Garzón siempre me ha parecido una persona honesta y un juez eficaz. No creo que haya por su parte una reacción de revancha.
P. Lo que está usted diciendo en las últimas semanas ¿es una irrupción en la política?
R. En absoluto. Ha habido una coincidencia entre unas. declaraciones que hice con motivo del aniversario del congreso de Suresnes y unas conversaciones que tuve con compañeros de Izquierda Socialista, con Julio Anguita, Alfonso Guerra, Pablo Castellano y Enrique Múgica, que hizo creer a algunos que iba a irrumpir . en política representando algo. No voy a intervenir en la vida de las agrupaciones, no quiero ningún cargo...
P. ¿Algunos de los que intentaron acabar con usted quieren ahora sacarle en procesión?
R. No.
P. ¿Nadie se ha acercado después de haber estado enfrentado a sus posiciones?
R. Siendo secretario general hubo un acercamiento de la ejecutiva de UGT a lo que suponía Alfonso Guerra, en Concreto en la Ley de Huelga, porque había en él una actitud más asequible. Pero yo nunca estaré en una corriente determinada, aunque tengo afinidad con personas de Izquierda Socialista.
P. Su pulso político con Felipe González ¿ha terminado?
R. Yo voy a expresar las opiniones que tengo derecho y obligación de manifestar si este partido va por malos derroteros. Ahora mismo está en una situación bastante delicada. No debe perder sus señas de identidad, ni tampoco quedar esclerotizado. Necesita gente joven que no esté tan preocupada por los cargos y que sepa que les espera una larga travesía. del desierto.
P. ¿Quiere decir que Felipe González no tiene la solución sobre su sucesión debajo del brazo?
R. Yo creo que no. Éste es un partido que ha perdido parte de sus señas de referencia, que está dividido no sólo por diferencias personales, sino políticas e ideológicas...
P. Hasta ahora, quienes han presentado batalla, como los guerristas, habían negado diferencias políticas con González.
R. Cuando se empieza con diferencias personales se acaba con diferencias políticas. Yo creo que decisiones que le corresponden al partido se adoptan en La Moncloa.
P. ¿Usted no cree que esa autonomía es una de las razones de que le hayan votado a González muchas personas que no son estrictamente socialistas?
R. Sí, pero quien reclama autonomía a continuación exige el apoyo del partido al Gobierno.
P. Felipe González vuela por libre. ¿Es lo que . quiere decir?
R. Me parece que está bastante extendido ese criterio. Hay un alto grado de personalismo.
P. ¿El día que Felipe González deje La Moncloa debería dejar también la secretaría general del PSOE?
R. Cada retroceso electoral, el que hubo en las elecciones europeas y el que ha habido en Euskadi, abre un debate, cada vez menos soterrado. Se habla de alianzas con otras fuerzas políticas... Ya veremos hasta dónde llega.
P. ¿Ha llegado a que alguien le pida a González que se vaya?
R. He leído a Antonio García Santesmases, de Izquierda Socialista, decir que ha terminado un ciclo. Pero ¿cuántos comparten esta opinión y se la callan?
P. No se reprima.
R. Yo creo que el ciclo de Felipe González ha terminado. Incluso él tiene que saber que lo que le espera va a ser mucho más dificil que lo que ha pasado. Él nunca va a volver a tener la autoridad que ha tenido hasta ahora.
P. En las elecciones europeas, ¿usted votó al PSOE?
R. No le voy a contestar.
P. ¿Cuánto tiempo hace que no vota al PSOE?
R. ¿Quién sabe si voto o no?
P. Se lo pregunto.
R. Nadie lo sabe más que yo. Y no voy a decirlo.
P. Los resultados de esas elecciones ¿fueron una severa advertencia, como lo interpretó el Gobierno, o un indicio de derrotas más graves?
R. Fue una severa derrota e indicio de otras derrotas. Si se extrapolan a elecciones futuras el pronóstico es catastrófico. Eso obliga a pensar qué hacemos.
P. ¿Y usted qué contesta?
R. La gente está frustrada.El partido pierde votos no sólo por la corrupción, sino porque se ha perdido lo que es una referencia de lo social.
P. ¿El PSOE es su único punto de referencia? Da la impresión de que usted tiene más puntos en común con IU.
R. Un partido es mucho más que sus cuadros dirigentes, y el PSOE sigue siendo profundamente socialdemócrata. Yo nunca voy a dejar el PSOE, pero estaría ciego si no viera que en la izquierda hay otra referencia, Izquierda Unida. Yo, por ejemplo, estoy de acuerdo con IU sobre la reforma laboral.
P. Esta reforma ha recortado el derecho a la estabilidad laboral, pero ¿no cree que ha favorecido el encontrar un empleo?
R. Ha dejado a los trabajadores en una total indefensión, y ha dado u . nos poderes increíbles a los empresarios.
P. También a los sindicatos para negociar, ¿no?
R. Ha dejado a los sindicatos en peores condíciones para negociar. Es verdad que hay más contratos, pero eso no equivale a que se haya creado empleo, y la precariedad ha alimentado. Además, ha bajado del 68% al 54% la tasa de cobertura de desempleo en un año, y han aumentado las facilidades para el despido. Cuando no se tiene ya nada que ofrecer, se ofrece esperanza: "Verán ustedes cómo esto se reanima y el desempleo disminuye". Eso está por ver.
P. Cuando le brotan algunos razonamientos sin casi pensarlos, ¿descubre que son propios de quien se siente en la oposición?
R. Sí. Pero hoy es muy difícil encontrar gente que considere a este Gobierno como de izquierda moderada.
P. Pese a todo eso, los sindicatos, los empresarios y el Gobierno han llegado hace poco a algunos acuerdos importantes.
R. El Gobierno ha tenido que reconocer que fue un error congelar el salario a los funcionarios, y ha tenido que abrir la mano para estimular el consumo. Con los pensionistas se ha hecho lo que nosotros pedíamos, y aun así se van a quedar sin recuperar el poder adquisitivo que perdieron en 1993. Ojalá se llegue a muchos acuerdos. Pero ya sabemos que las políticas neoliberales han fracasado.
P. Ante las diferencias que hay dentro de UGT sobre qué relaciones mantener con el Gobierno,, ¿usted defiende la unión o que se exprese el pluralismo?
. R. Yo tengo plena confianza en la orientación que da Cándido Méndez. Un sindicato, como un partido, no es un ejército. Cuanto más deliberen, más enriquecen su democracia interna.
P. Cuando oye al Gobierno elogiar a Cándido Méndez ¿le da un respingo?
R. No.
P. Hace poco José María Cuevas dijo que Felipe González es "una persona encantadora para decir lo que quieres oír sabiendo que lo que te dice casi nunca se va a cumplir".
R. Todo el mundo coincide en que tiene una gran capacidad de fascinación. Eso es lo que presupone el mérito que yo tengo de no haberme dejado fascinar. Pero yo le dije a Cándido Méndez cuando fue elegido que no tenía por qué heredar mis malas relaciones con Felipe.
P. ¿Ha pensado que mantener tanto tiempo. un pulso con González puede llegar a ofuscar a las dos partes?
R. Estamos hablando de un proceso que empezó en 1982 con la discusión sobre la semana de 40 horas. Siempre he intentado que no hubiera nada personal. ¿Lo he conseguido? No lo sé. No he querido poner cabezonería, sino coherencia.
P. Para usted, la coherencia es un principio fundamental, ¿no?
R. Yo vivo en la misma casa desde hace 23 años. Trabajando en La Naval, siendo diputado, después de dejar el escaño, siempre he vivido allí. Mi muer me dice, incluso con cierta sorna: "Hay que ver, Nicolás, cómo te las arreglas. Tú siempre estás donde no está el dinero".
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