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EL LABERINTO DE LA ADMINISTRACION

Comerse los platos rotos

Desventuras de un funcionario de Aviación Civil por carecer de un seguro de responsabilidad

En el mundillo de la aeronáutica ha corrido como el agua de un torrente el caso de Ignacio Gil Becerro, un ejecutivo de aeropuerto de 62 años destinado en Málaga. Una sentencia le ha hecho responsable de las heridas sufridas por dos alumnos que chocaron en vuelo cuando realizaban prácticas sin motor en el aeródromo de Ocaña (Toledo) en julio de 1988. El caso de Ignacio es un buen ejemplo de cómo la Administración debería prever la cobertura de las responsabilidades económicas de sus funcionarios. El percance le ha mantenido en desasosiego desde hace seis, años. Le reclamaron de la Escuela de Ocaña para sustituir a un compañero durante julio, agosto y septiembre.En una ausencia momentánea del jefe de pista me piden que le sustituya. Había dos alumnos en el aire, cada uno con su planeador, efectuando maniobras de aproximación a tierra. Cuando se encontraban a sólo seis o siete metros del, suelo uno, de ellos rebasó al otro. Este intentó esquivarle, y al realizar la operación una de sus alas golpeó el timón del otro planeador provocándole un rizo forzado hasta estrellarse.

Los alumnos reclamaron daños y perjuicios. Natalia Rovira Cubillo sufrió una fractura en la columna vertebral que la mantuvo 194 días alejada de su actividad; las lesiones de Alejandro Pascual Pascual fueron leves.

Había vuelto Ignacio Gil Becerro al aereopuerto de Málaga cuando recibe una notificación de los juzgados de Toledo.

-No podía imaginar que fuera como inculpado -recuerda.

El juicio se pospuso en dos ocasiones. La tercera y definitiva coincidió con un percance inusitado, "debidamente documentado", que le impidió estar presente en la sala. Una gran nevada bloqueó el puerto de las Pedriias e impidió la circulación del autobús que le trasladaba desde Málaga a su cita.

En su ausencia, la justicia dictaminó que era culpable del accidente y le condenaba a inemninizar, a los alumnos con algo más de 1,5 millones más el pago de las costas. La sentencia declaraba responsable civil subsidiaria a la Dirección General de Aviación Civil.

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Los informes técnicos que exculpaban su responsabilidad no fueron tenidos en cuenta. En el de Aviación Civil se decía:. "Al tratarse de aeronaves que carecen de motor, la maniobra de descenso es inevitable, y si se cometiese cualquier tipo de colisión por error, se entiende como maniobra mal realizada por el piloto, que deberá guardar en todo momento una distancia o margen de seguridad con las demás aeronaves ( ... ). La responsabilidad del vuelo recae en las tripulaciones de ambos veleros".

La Audiencia de Toledo confirmó la sentencia dictada por el Juzgado de Ocaña. Confundido por Ia requisitoria para que abonara la indemnización, Ignacio volvió a pedir ayuda a Aviación Civil y al propio ministro de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente, José Borrell. La respuesta en ambos casos se. ajusta a la ley. Le dicen que no debe interpretar que ambas instituciones sean "indiferentes" a su situación, pero con arreglo a la ley, la Administración sólo puede hacer frente a indemnizaciones como ésa en tanto el deudor no sea declarado insolvente.

Antes de que procedieran a embargar la vivienda y el sueldo a Ignacio, sus amigos se han apresurado a recolectar las cantidades que le reclamaban, de poco más de 1,5 millones de pesetas. ¿Si los alumnos mueren y le condenan a cantidades, multimillonarias, que sería de Ignacio Gil? ¿Por qué a los clubes privados la Administración les obliga a suscribir una prima de unas 25.000 pesetas cada vez que un inspector de aviación acude á examinar a sus alumnos y no asegura a sus propios funcionarios? (caso del aeroclub Ares Aviación, de Cuatro Vientos, según su director, Ángel Rubio).

Tráfico no suscribió un seguro para sus funcionarios hasta el atentado de los grapo en Gijón. Los maestros pelearon por un respaldo civil. Los médicos lo tienen. Los funcionarios de Aviación Civil tienen que ser insolventes para que la Administración responda.

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