Otro penalti borra los fantasmas
El Deportivo brilló ante el Valencia como nunca lo había hecho en la temporada

El fantasma se volatilizó. Y quiso el destino que otra vez hubiese dos hombres, un balón y 11 metros entre ellos, la misma escenificación del drama que derramó un torrente de lágrimas cinco meses atrás. El miedo se abrió paso entre el veneno que escupía la grada sobre los jugadores del Valencia. Una parte del público coreó el nombre de Djukic, el antihéroe del partido donde se perdió la Liga. Pero nadie quería aventuras y allá se fue Donato para expulsar de una vez al peor demonio de la familia deportivista. Ese penalti abrió el camino a una victoria inapelable, incluso corta para el juego de los coruñeses. Ni el debú de Penev logró espabilar al Valencia. Bebeto y Kostadinov confirmaron las mejores expectativas y el Deportivo acabó brillando como nunca lo había hecho esta temporada. La pareja explotó al cuarto de hora y siguió a lo largo del encuentro.El Deportivo tuvo el balón, lo administró con prudencia y procuró seguir echándole miradas de reojos a Zubizarreta. El Valencia tardó 40 minutos en entrar en el partido. Parreira había armado un centro del campo extraño, con Roberto y Mazinho en las bandas y Álvaro entrando por el centro. Esa línea medular necesitaba por encima de cualquier cosa la posesión de la pelota porque su capacidad para sorprender en las irrupciones desde atrás era muy limitada. Nunca encontró el cuero y acabó necesitando que Mijatovic bajase unos cuantos metros para buscar en el corazón de la cancha lo que nunca le llegaba más arriba. En toda la primera parte pareció que la rabia y la velocidad de Otero eran el único argumento ofensivo del Valencia.
El segundo gol (otra vez Kostadinov y Bebeto enseñando las fauces) invitaba a dar por muertos a los de Parreira. Pero Aldana, hambriento de gloria, robó otra vez en la derecha, avanzó con poderío y se sacó un centro majestuoso al segundo palo que Bebeto engatilló sin problemas.
La jugada colmó de felicidad al público. Allí estaba otra vez el Deportivo más añorado. No el que tuvo el título en sus manos el año pasado sino el que había deslumbrado la temporada anterior con su imparable ambición juvenil.
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