Ferrari:"Mi experiencia ha sido decisiva para el récord de Rominger"
CARLOS ARRIBAS Si todo el mundo está de acuerdo en que Miguel Induráin es superior, ¿por qué Tony Rominger batió por 792 metros su récord de la hora? Batir el récord de la hora es simplemente dar con la solución a una ecuación que equilibre fines, y medios. Primero se necesita a un corredor con dotes naturales y luego crear las condiciones ideales para que exprese toda su capacidad. La función del cerebro, del matemático que solucione la ecuación, es fundamental. "El récord le pertenece en un 50% a mis piernas y en un 50%o al trabajo de Ferrari". dice Rominger. "Mi experiencia ha sido determinante para el éxito" añade el médico Michele Ferrari
Ferrari, un italiano de 41 años, colaboró con su colega Francesco Conconi en los trabajos que condujeron a que Francesco Moser batiera seis veces el récord de la hora, entre 1984 y 1988. El médico de Induráin, Sabino Padilla, debutaba en la especialidad con el récord del navarro. "Mi conocimiento del récord y de Rominger han sido muy importantes",, cuenta Ferrari. "Con esto no me atrevo a afirmar que si hubiera trabajado yo con Induráin, hubiera sacado un mayor rendimiento, pero estoy seguro de que Induráin es capaz de hacer una marca superiorSegún Ferrari, el récord plantea sobre todo un problema fisiológico: conseguir un a velocidad muy alta sin que suba en exceso el ácido láctico, el agotamiento "Eso lo ha conseguido Rominger gracias a unas dotes naturales magníficas, una gran fortaleza física y mental en el momento del intento, y a un gran trabajo de entrenamiento, pero no de días, sino de años: Rominger siempre ha trabajado para aumentar su umbral anaeróbico". Durante la hora del sábado Rominger se mantuvo siempre entre 178 y 180 pulsaciones por minuto, lindando con su umbral sin entrar en déficit de oxígeno. En el análisis posterior mostró una tasa de ácido láctico bajísima, del 2,9. Y Ferrari también destaca su capacidad de recuperación: una hora después de batir el récord, las pulsaciones del suizo eran 55 por minuto y su presión arterial 120/ 60.
Todos los récords de la hora tienen que intentarse en un velódromo, un espacio extraño para cualquier corredor de carretera.
Los cuerpos lanzados a más de 50 kilómetros por hora se someten a unas fuerzas centrífugas tremendas más de 400 veces, tantas como curvas deben tomar -425, Induráin; 431, Rominger- y los organismos, obligados a mantener una postura aerodinámica, se resienten. "La mayor dificultad es adaptarse a eso, a la pista", dice Ferrari. "Y hasta yo estoy sorprendido por la rapidez con que Rominger sometió al velódromo". Pero para este problema Rominger tiene ventaja sobre Induráin.
La palabra clave es tamaño. Rominger mide 13 centímetros menos y pesa 16 kilos menos que Induráin. Eso lo notó el navarro en su intento: para contrarrestar la fuerza centrífuga cargaba el peso de su cuerpo a la izquierda con lo que se resintió su pierna derecha, que sufrió varias contracturas en los entrenamientos.
Además, Rominger mostró una mayor facilidad para adoptarse a la postura aerodinámica. Induráin no fue capaz, por ejemplo, de juntar los codos sobre el manillar de triatleta, con lo que ofrecía mucha resistencia al aire", cuenta Alejandro Torralbo, mecánico de Rominger. "Mientras el primer día de ensayos Rominger se colocó sin rechistar y sin problemas en la posición idónea, con los codos juntos".
El único contrato de patrocinio de Rominger fue el de Du Pont, fabricante de Lycra. Un traje de ese material fue la única novedad del récord del suizo y un detalle importante: un mal pliegue en el pantalón de Indurain le produjo un doloroso roce en los testículos.
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