Vodka y caviar en Marbella
Las inversiones rusas llegan a la Costa del Sol
Los invitados rusos desfilaban por los jardines acarreando regalos de El Corte Inglés. Un escenario de 140 metros cuadrados, montado a pie de playa, presidía el pomposo festejo. Dos botellas de vodka por mesa, champaña francés, Rioja del 86 y ensalada de caviar ruso para abrir boca. Nada había escapado al generoso anfitrión que alquiló 75. habitaciones del hotel de lujo por cuatro días para hospedar durante la larga. celebración de su boda a los invitados y que dejó 20 millones de pesetas en caja. El millonario Fruinson quería hacer patente que los rusos también pueden presumir de opulencia y que algunos, como él, ya le echaron el ojo a Marbella."Hay gente que está ganando mucho dinero en Rusia, que maneja el dólar y que quiere venir a Marbella", anunció el alcalde, Jesús Gil, al regreso de su viaje oficial a Moscú. La inversión rusa, que empieza a ser considerable en el litoral malagueño, es celosamente guardada por los despachos que la llevan a cabo.
En Marbella, cada abogado que se precie "tiene su ruso", admite Ricardo Bocanegra, presidente de la Asociación de Residentes Extranjeros de la Costa del Sol. Asegura que su cliente lleva invertidos 700 millones de pesetas en terrenos, viviendas y oficinas. Antonio Bodoque, responsable de la inmobiliaria Promosol, reconoce que no es fácil dar con estos preciados clientes y que las dos operaciones, por 120 millones de pesetas, que él realizó las hizo mediante contactos porque ninguno de estos clientes llegan por su cuenta. "Los que tienen rusos los tienen muy agarrados", confirma.
La zona de la milla de oro marbellí se erige como la preferida por las inversiones procedentes de Rusia. El Ayuntamiento marbellí reconoció inversiones rusas por 1.300 millones de pesetas en medio centenar de operaciones.
"En los últimos tiempos, estas inversiones son una realidad, pero no sólo en residencias", asegura el número dos del gobierno del GIL, Pedro Román, al revelar el interés ruso por el sector hotelero.
Una reciente limusina blindada del Gobierno ruso, fabricada a mano, de tres toneladas y con pocos años, está a la venta en Puerto Banús por 32 millones de pesetas. No muy lejos de donde reposa la limusina, Gil prepara la instalación de una estatua de 23 metros -donada por la alcaldía de Moscú- del escultor Zurab Tsereteli, al que llama "el Picasso de Rusia".
Las buenas relaciones entre el gobierno local y la alcaldía de la capital rusa han llevado a Gil a anunciar la apertura de la Casa de Rusia en Marbella y de una oficina municipal en Moscú.
Para Cornelis Dinandt, vicepresidente del Russian Project Finance Bank, con vivienda en Marbella, las inversiones rusas pueden provenir de quienes lograron sacar el dinero del país o proceder de actividades menos confesables. Dinandt recomienda a los receptores de capital ruso que fijen mecanismos "para que ninguna organización delictiva pueda asentarse".
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