El delegado del Plan sobre Drogas amenaza con dimitir al sentirse desautorizado por González
El secretario de Estado Carlos López Riaño, delegado del Plan Nacional sobre Drogas, estudia la posibilidad de abandonar su cargo, tras la polémica social y política que se ha desatado después de que la pasada semana planteara la conveniencia de abrir un debate público sobre la legalización del hachís. Fuentes próximas a López Riaño comentaron que está abatido, sobre todo desde que Felipe González desautorizara, el pasado viernes, esta iniciativa y se opusiera a la legalización de esta sustancia. El delegado del Gobierno, que en mayo sucedió en el puesto al juez Baltasar Garzón, condicionó su decisión al apoyo que reciba de sus compañeros del PSOE y del Gobierno.
López Riaño participó ayer en una mesa redonda en la Universidad de Deusto (Bilbao), donde manifestó que está meditando sobre su dimisión. Esta idea empezó a rondarle por la cabeza desde que González se refiriera el viernes en Vitoria al debate sobre la legalización del hachís. Su desánimo parece haberse agravado al sentirse desautorizado por el presidente y por otros compañeros del PSOE.El delegado del Gobierno acudió el martes al Congreso para responder a preguntas del PP sobre los presupuestos para 1994. En ningún momento dejó traslucir su malestar, aunque horas antes había expresado su desánimo a algunos compañeros de Justicia e Interior.
Las palabras de López Riaño en Bilbao desataron ayer una enorme preocupación entre sus colaboradores, que temen que el Plan vuelva a entrar en una etapa de incertidumbre. "Ahora que empezaba a aclararse la situación, después del revuelo de la dimisión de Garzón...", se quejó uno de ellos. Altos cargos de Justicia e Interior se mostraron sorprendidos por el hecho de que el delegado hiciera públicas sus dudas y trataban de localizarle para aclarar la situación.
López Riaño se ve inmerso en esta situación a raíz de que el pasado día 11 compareciera por primera vez en el Senado. "Proponer la legalización como alternativa a lo que estamos haciendo es una solemne barbaridad; no hay estado que se atreva a dar ese paso en solitario", dijo ante los parlamentarios. E inmediantamente apostilló: "Es un poco primitivo no distinguir entre las drogas".
Al término de la sesión, explicó ante los periodistas su deseo de abrir un debate sobre la posible legalización. "Esta sociedad no debe tener miedo a tomar decisiones que contribuyan a luchar contra la droga, y no debe cerrar los ojos a ningún debate", dijo. López Riaño únicamente confirmaba una postura favorable a este debate, cosa que ya había manifestado el mismo día en que tomó posesión de su cargo, en una entrevista concedida a EL PAÍS. Ni en esas fechas ni el día de su comparecencia en el Senado recibió críticas.
Pese a que López Riaño lo que planteaba era un "no, pero" a la legalización del hachís y sólo sugería la necesidad de abrir un debate sobre el asunto, le llovieron las críticas desde todos los frentes. José María Aznar, presidente del PP, dijo sentirse "estremecido" por "el increíble salto atrás" en la lucha contra el narcotráfico que suponían estas declaraciones. El líder del PP se mostró costernado porque se volviera la la broma de distinguir entre drogas blandas y duras".
López Riaño recalcó ayer que nunca ha propuesto la legalización del hachís, sino que había sugerido la posibilidad de abrir un debate sobre el asunto "como los que se están produciendo en Europa". En Bilbao insistió en esta idea, argumentado que tal como está ahora la lucha contra la droga sólo conduce al aumento del poder de las mafias y no disminuye los riesgos porque tal sustancia circula clandestinamente.
El consejero vasco de Interior, Juan María Atutxa, afirmó ayer en el mismo acto (le la Universidad de Deusto que "la propuesta de variaciones en el marco legal" no debe asustar "siempre que se base en análisis contrastados, en el debate objetivo".
El delegado del Gobierno recibió días atrás sendas reprimendas del jefe del Gobierno, Felipe González, y del ministro de Justicia e Interior, Juan Alberto Belloch. González dijo en Vitoria que no era partidario de ninguna legalización y que un debate sobre el hachís, en cualquier caso, debe hacerse en un marco como la ONU. Belloch consideró "un dislate" la legalización.
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