Interior se compromete a reemplazar a los 400 agentes trasladados de las calles a las embajadas

El jefe superior de ppolicía de Madrid, Manuel García Linarejos, fue destituido ayer de su cargo por el ministro de Justicia e Interior, Juan Alberto Belloch, según fuentes policiales. El relevo de García Linarejos estaba cantado desde hace varios días, pero su destitución se ha acelerado por el conflicto suscitado a raíz de que 400 agentes pasaran de las comisarías de Madrid a custodiar embajadas y centros oficiales. "La orden no fue interpretada correctamente", explicó ayer Margarita Robles, viceministra del Interior, que se comprometió a reemplazar a los agentes trasladados.

Margarita Robles declaró en los pasillos del Congreso que la orden transmitida a través de la Dirección General de la Policía no fue llevada a la práctica según los deseos del Ministerio de Justicia e Interior, aunque no quiso explicar cuáles eran los términos de la instrucción. La viceministra tampoco explicó quién era el responsable de este fallo, si bien insistió en que su deseo no es retirar policías dedicados a la seguridad ciudadana, sino todo lo contrario. Y repitió que en enero entrará en vigor el plan que aumentará el número de agentes que patrullan las calles de 11 grandes ciudades, entre ellas Madrid.Fuentes de la Jefatura Superior de Policía de Madrid han señalado en los últimos días que se había exagerado el conflicto, añadiendo que muchos de los policías destinados a dar protección a las embajadas estaban "encantados". Varios comisarios de distrito culpan a la Dirección General de Policía de haber dado la orden sin una planificación previa sobre las posibilidades de cumplirla sin alterar la estructura dedicada a seguridad ciudadana.

Las fuentes policiales no han precisado quién será el comisario que sustituirá en el cargo a García Linarejos. Entre los nombres que se han barajado para ello está el de Antonio Plaza, que se ha reincorporado al cuerpo tras ocupar la Jefatura de la Policía Municipal de Murcia.

El director general de la Policía Nacional, Ángel Olivares, anunció ayer en conferencia de prensa que todos los efectivos robados de las comisarías serán reemplazados de nuevo. "Se adoptarán medidas para que, si se ha producido ese fenómeno [reducción de la presencia policial en la calle], remediarlo para que no exista ninguna merma en el número de funcionarios de policía que están en la calle", señaló el alto funcionario, informa Sara G. Calle.

Olivares añadió que "la policía de cada distrito se va a tener que encargar de todos los objetivos de seguridad ciudadana que están en su zona, para lo que se deben ampliar sus medios". El alcalde de Madrid, Álvarez del Manzano, telefoneó ayer a Margarita Robles para mostrar su preocupación ante el traslado de policías. Robles le aseguró que no disminuirían los efectivos.Lope Huerta, crítico

El delegado del Gobierno en Madrid, Arsenio Lope Huerta, manifestó ayer su "profundo disgusto" por el traspaso de la vigilancia de embajadas y edificios públicos a la Jefatura Superior de Policía. "Me ha disgustado profundamente la manera en que me lo han hecho saber", se quejó ayer durante la inauguración de una exposición que celebra en Madrid los 150 años de la Guardia Civil, informa Carolina Díaz.

Lope Huerta pidió que el Gobierno de España actuara con un criterio de reciprocidad. "Yo entiendo mal que tengamos que custodiar embajadas de países donde nuestra representación no tiene ninguna vigilancia", declaró. El delegado del Gobierno reconoció que en algunas zonas "puntuales" de Madrid pudieron haberse visto afectadas el pasado fin de. semana por una disminución de la presencia policial debido a la vigilancia de embajadas. Según Lope Huerta, en Madrid hay muy pocos policías y tiene que haber más.

A partir de 1995 aumentarán los coches zetas y los camuflados y las motos. "La gente quiere ver policías en las calles, porque la seguridad es algo muy subjetivo. No basta con enseñar las estadísticas que indican que los delitos han disminuido un 7%", señaló.

El sistema adoptado en Madrid para aplicar la orden de Interior provocó el rechazo de los sindicatos policiales.