Sudar en el frío
Ataque. No fue la principal virtud del equipo ruso. Sus jugadores realizaron las jugadas sin idea de conjunto. Intentaron forzar todos los avances individualmente, abusaron de conducir el balón, y su única arma estuvo en la velocidad. Sus ataques duraban pocos segundos y no causaban ocasiones de gol. Su único peligro llegó en dos despistes de la defensa blanca. Por el contrario, el Real Madrid elaboró la jugada mucho más, sus futbolistas tocaban el esférico hasta tener una situación propicia para arriesgar. A partir de ahí, su peligrosidad fue más evidente que la local.
Defensa. El Dinamo utilizó una defensa en línea. Sus hombres dominaron el juego aéreo, pero cuando su rival tenía el balón controlado, tenían verdaderos problemas para arrebatárselo. Sufrieron mucho cuando el Real Madrid entraba provocando apoyos en paredes; ahí eran vulnerables. Los madridistas mantuvieron las líneas bastante juntas, imposibilitando de esta manera que los rusos causaran peligro con acciones individuales. Tuvieron dos despistes que les costó empatar un partido que estaba tranquilamente controlado.
Rusos. El Dinamo no cambió su manera de jugar en ningún momento. Sus hombres sólo realizaron aquello que saben hacer. No regalaron ninguna floritura, todo era sobrio. El que fueran perdiendo o ganando no suponía cambio. Juegan siempre al mismo ritmo, alto o bajo, pero siempre igual. No se descomponen y realizan un fútbol muy monótono. Pero no por eso hay que desmerecerlos. Cuando encuentran su oportunidad, la aprovechan. En un momento de la segunda parte, el Madrid dejó de pensar en el partido; entonces apareció un equipo que no encontraba resistencia a su juego. Entró en la portería española, pero de nuevo desapareció cuando los madridistas volvieron al encuentro.
Fuera del área. El área es una zona que delimita el espacio natural del portero. Cuando éste se atreve a traspasar sus líneas debe estar muy seguro de lo que va a hacer. Nada de excesos, no facilitar el balón al contrario, procurar que después haya tiempo para volver. Pueden ser algunas normas. Pero hay otra premisa igual de importante. Cuando un compañero tenga ventaja en la acción sobre el delantero, donde más se le ayuda es estando dentro del área. Allí ofrecerá apoyo a su defensa. Si ocurre algún imprevisto, al jugador contrario todavía le queda un obstáculo que salvar, el más difícil, el portero. El guardameta es dificil de superar, está en su hábitat y se necesita algo más que suerte para sortearlo.
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