Jóvenes

El otro día se celebró en Alcalá de Henares un encuentro organizado por una denominada Asociación de Escritores Jóvenes. Yo no sé si se habló allí algo de literatura, que a priori parece era lo que los reunía, pues, a juzgar por las noticias de la prensa, que son lo que yo conozco, se pasaron el encuentro discutiendo quién es joven y quién no y en qué punto ha de trazarse esa raya imaginaria que separa a los jóvenes, escritores o no, de los adultos.Personalmente, he de reconocer que el debate, que, como digo, he seguido por la prensa, me ha interesado mucho. Aparte de por lo insólito (no deja de ser extraño que unos jóvenes se asocien, máxime si, como dicen, son escritores, que es oficio solitario y sordomudo), por la pasión que siempre he sentido por. los debates absurdos. Recuerdo uno ahora en concreto, sin salirnos de la literatura, que tuvo lugar en Oporto y que acabó como el rosario de la aurora a las pocas horas de inaugurado porque los participan tes no se pusieron de acuerdo -en el primer punto del día: ¿cómo habría de llamarse aquel encuentro? Al parecer, el congreso, que juntó en la ciudad del Duero a escritores portugueses y españoles, no podía llamarse Hispano-portugués porque los vascos dijeron que ellos no eran hispanos. Se pensó entonces, para no herirlos, en llamarlo Peninsular, como el tabaco, pero se opusieron entonces, y con razón, los canarios y los de Azores. Alguien propuso llamarlo Ibérico, pero un gallego dijo que él, era celta, y más concretamente de Vigo. Se pensó, en fin, incluso en dejarlo sin nombre, para poder pasar al siguiente punto, pero los organizadores dijeron que no podía ser, entre otras cosas, porque, sin nombre, ningún organismo le subvencionaría. Y así sucesivamente, como en los chistes. En el encuentro de Alcalá de Henares pasó algo parecido. Al parecer, la raya, que estaba puesta en los 35 años, le quedaba corta a alguno (tenía ya 36) y el debate derivó hacia donde era lógico que derivase entre una gente que se dedica a asociarse en nombre de la literatura: ¿quién es joven y quién no? Al final, tras muchos regates, la cuestión se zanjó, según parece, con la declaración de la presidenta en el sentido de que se consideraría joven a todo aquel que se considerase joven ,él mismo, que es tanto como decir: la gallina.

Yo creo que es más sencillo. Creo que, para ser joven lo primero que hay que hacer es no asociarse, y menos cuando alguien se dedica a la literatura.