Viaje al fondo del túnel de la Mancha
Desajustes y un poco de emoción en un viaje de pruebas organizado por Eurotunnel
Un zumbido punzante en los oídos es el único síntoma extraño. A medida que la lanzadera Le Shuttle avanza a través del túnel, la presión se hace un poco más intensa. Nada apreciable si se considera que estamos bajando a una velocidad de 130 kilómetros por hora hacia las entrañas de la tierra. Doscientos metros bajo el lecho de ese mar del canal de la Mancha que nunca llega a divisarse desde la reluciente terminal de Folkestone. Sin embargo, ahí está, palpitando sobre nuestras cabezas, como un invisible y gigantesco acuario. Pero lo malo es que no hay adónde mirar. El mar es sólo una fantasía, y a través de las ventanillas a prueba de fuego del tren que nos conduce a Francia sólo discurre una interminable pared oscura.Los pasajeros, sentados unos en el interior de sus respectivos vehículos, asomados otros a la oscuridad del túnel, charlan relajadamente. Son poco más de las once de la mañana y el servicio de lanzaderas entre Folkestone (Reino Unido) y Calais (Francia) se dispone a afrontar una nueva jornada de pruebas. Un rodaje con todos los elementos antes de la apertura del túnel al tráfico de viajeros el próximo 15 de noviembre .Las previsiones de la compañía privada anglo-francesa son optimistas. ¿Quién podrá resistirse al encanto del túnel que convierte un viaje de hora y cuarto, sobre las aguas, a menudo alteradas, del canal de la Mancha en apenas un paseo de 35 minutos? Lo malo es que Eurotunnel se ha visto obligada a posponer demasiadas veces la inauguración completa del servicio. Antes de partir hacia Francia, John Noulton, un miembro del equipo directivo, se ha quejado de la mala imagen que alguna prensa proyecta sobre la más importante obra de ingeniería del siglo XX. La compañía está irritada por las informaciones sobre la existencia de goteras en los túneles. Nada más inexacto, opina Noulton. "Es completamente normal en este tipo de obra que se filtre agua. Los túneles están preparados para neutralizar una entrada de hasta 300 litros por segundo, sin embargo hasta el momento sólo se han producido goteras de 60' litros por segundo. Hay un sistema de drenaje que transporta esta agua hasta una zona baja desde donde vuelve al mar".
Dentro de los vagones nadie quiere acordarse ahora de las goteras. Inesperadamente, cinco minutos después de iniciado el camino, el tren se detiene en seco en el interior del túnel.Una voz en francés seguida por otra en inglés-pide disculpas a través de los altavoces del vagón, aunque no se ofrecen explicaciones. Más de un viajero da un respingo. Gail reconoce ingenuamente que es la primera vez que pasa algo así. Pero la lanzadera vuelve a ponerse en marcha sin problemas. Apenas 30 minutos nos separan de la costa francesa. A la hora prevista, antes del mediodía, vemos la luz de un dulce sol de otoño iluminando el cielo de Normandía.
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