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Difícil situación para la coalición en Austria tras el ascenso ultraderechista

VIVIANNE SCHNITZER. El éxito electoral del líder de la derecha populista, Jörg Haider, ha significado el fin de una era en Austria en la que reinaba la estabilidad del Pacto Social. Con los resultados de las elecciones parlamentarias del domingo pasado, el Partido Liberal (FPOE) es ahora el más importante factor político en la vida nacional, y la coalición gubernamental entre socialdemócratas (FPOE) y Partido Popular (democristianos, OEVP) enfrenta tiempos difíciles para gobernar después de perder la mayoría de los dos tercios.

La coalición ha manifestado públicamente su voluntad de seguir unida, aunque voces disidentes del OEVP no descartan una coalición con el opositor FPOE. Algunos analistas políticos temen que, antes del término de la legislatura, la alianza gubernamental sufra una ruptura y estiman que es sólo cuestión de tiempo para que Haider participe en el poder. Ayer mismo, el canciller Franz Vranitzky aseguró que se había planteado dimitir, pero que sus "colegas" le pidieron unánimeménte que no lo hiciera, tras lo que decidió continuar en el puesto.El FPOE logró un 22,6% de los votos y se convirtió en la segunda fuerza en Viena, Carintia y Voralberg. El SPOE, que en la era de Bruno Kreisky, uno de los legendarios padres de la socialdemocracia, tenía mayoría absoluta, ha obtenido ahora sólo un 35%. Los democristianos se quedaron en un 27,7%.Haider celebró la victoria en un lujoso hotel de Viena a puerta cerrada e impidió la entrada a periodistas de su lista negra. Los líderes del Gobierno se reunieron ayer en sesión de emergencia para elaborar nuevas estrategias "más dinámicas" frente a la nueva distribución del poder. La creciente popularidad de Haider ha obligado al Gobierno en los últimos años a actuar defensiva mente aplicando algunas de las exigencias del líder, como una restrictiva política de inmigración.

Talento demagógico

El jefe del FPOE, que tuvo una campaña electoral en la que demostró su talento demagógico, amenazó ayer con que él será quien seguirá dictando las tareas a la coalición gobernante. Su meta, repitió, es llegar a ser el primer ministro de la república alpina en 1998, y advirtió que entonces él y su partido tomarán la responsabilidad total sobre Austria".

El primer ministro, el socialdemócrata Franz Vranitzky, anunció que quiere mantener la coalición con los democristianos a cualquier precio. Por su parte, Erhard Busek, jefe del OEVP, aseguró que seguirá en la alianza y rechazó cualquier acercamiento a la derecha populista. Sin embargo, políticos de la oposición y algunos analistas advierten que la coalición podría quebrarse a medio plazo si hay un cambio en la dirección del OEVP, donde existen suficientes líderes que están dispuestos a colaborar con Haider. Los democristianos, con 52 escaños en el Parlamento, y el FPOE, con 42, podrían formar una coalición que supera los dos tercios necesarios para aprobar las leyes constitucionales. "Ninguna piedra ha quedado en el mismo lugar", aseguraba ayer el comentarista político Hans Rauscher.

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