_
_
_
_
_

Sabor cubano en la esgrima

Taimí Chappé, clave del equipo campeón mundial de espada, se nacionalizó española para poder mejorar

La esgrima femenina española ganó el pasado mes de julio su primer título mundial. Fue el de espada por equipos y la clave del triunfo estuvo en la cubana nacionalizada Taimí Chappé. Campeona del mundo en 1990 representando a su país, vino a España en 1992 porque era su única manera de seguir al máximo nivel. En Cuba entrenaba, pero no competía. Podría haber ido a Italia, pero aquí tenía el mismo idioma y encontró el máximo apoyo. Era una joya que convenía no dejar escapar.La esgrima española falló en los Juegos de Barcelona, pero había mejorado enormemente en hombres en los últimos años. En florete y, sobre todo, en espada, donde el título mundial de Manuel Pereira en 1989 fue el máximo exponente. Precisamente Pereira es ahora el entrenador del equipo femenino campeón. Las mujeres, hasta que empezaron los Mundiales de espada en 1989, sólo tiraban en florete. España, ante la imposibilidad de rozar la élite en esta arma, encontró una vía rápida, en un arma de mejor aprendizaje, para brillar ante las potencias -Hungría, Alemania o la URSS y sus restos-.

Más información
Iliana, la segunda oportunidad

Taimí dice que consiguió ser española por carta de naturaleza, como deportista de alto nivel, no por boda. Pero también se casó con un español, aunque no le fue bien. En cualquier caso, sí señala que en la federación la ayudaron mucho, y que fue muy duro tomar la decisión de venir. Ella era de los privilegiados en Cuba. Hija de Pedro Chappé, famoso ex jugador y seleccionador de baloncesto, deporte en el que también se inició, vivía en un palacete y con las ventajas de un deportista de élite. Pero confiesa que para Cuba era una indisciplinada y discutía con su padre sobre el régimen.

Se quedó en cuarto de educación física y en 1992, tras ganar el Mundial de 1990 y pasar un año malo en 1991, llegó el momento clave: "Tuve que dar un paso muy difícil, y más aún con la mentalidad que tenemos los cubanos de 'nuestra Patria', 'nuestro comandante en jefe', 'que nos ha formado', 'que gracias a él yo soy lo que soy'...Pero me dije: si quiero hacer lo que me gusta, ser una profesional de lo que hago bien, y tener mi libertad, tengo que irme de aquí".

Estuvo dos temporadas solamente entrenando y tras conseguir la nacionalización volvió a competir este año. En los últimos Mundiales, aparte del título por equipos, fue también séptima individual. Su calidad queda evidenciada en que sólo con los resultados de este año en las pruebas de Copa del Mundo, ya es sexta de la lista mundial. "Sé que puedo ser primera", dice, porque una de las cosas buenas que ha hecho Fidel Castro es darle mucha autoestima al cubano y mentalidad de no tener complejo ante nadie. "Me da igual quien sea, yo salgo a ganar".

Sin embargo, es crítica con la situación: "A Fidel lo tengo en lo más alto, ha sido toda mi juventud, pero se está equivocando. La revolución fue buena, pero sus valores morales ya no son suficientes. Tenía que cambiar. Ni todos somos iguales ni se puede ir a cortar caña sin dólares. Así no se come".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_