Empresas interpuestas controlan varios clubes
La atípica reconversión de los clubes de fútbol en sociedades anónimas ha originado que al menos cuatro entidades -Betis, Valladolid, Logroñés y Atlético de Madrid estén gestionadas a través de las empresas de sus máximos accionistas. Así, el Logroñés está en manos de Bodegas Franco-Españolas; el Betis, de la financiera Farusa, y el Valladolid, de la constructora Parquesol. De este modo, los presidentes de estos clubes eluden legalmente la férrea disciplina de las sociedades anónimas deportivas y la Liga Profesional tiene más dificultades para controlar sus operaciones.
Manuel Ruiz de Lopera, propietario de una financiera, ha desembolsado 800 millones en el Betis; Marcos Eguizábal, empresario vinatero, ha invertido 900 en el Logroñés; y Marcos Fernández, constructor, más de 600 en el Valladolid. Acostumbrados a dirigir sociedades anónimas los nuevos patronos futbolísticos han optado por gestionar los clubes como auténticas empresas. Utilizan para ello sus propias sociedades, a través de las cuales fichan y traspasan jugadores, venden los derechos de televisión y promoción, y controlan todos los gastos e ingresos.El "Ingeniero" Lopera. El caso del Betis es significativo. Actualmente, Farusa (siglas de una sociedad financiera de la familia de Manuel Ruiz de Lopera, máximo accionista de la entidad) posee más del 80% de los 1.100 millones de pesetas del capital social. El club realiza pura ingeniería financiera". Para esta temporada ha presupuestado gastos por valor de 1.250 millones de pesetas e ingresos por 1.382. Total: 132 millones de superávit. ¿Cómo se realiza el balance antes de jugar siquiera un partido? Muy sencillo: Tegasa, empresa vinculada a Ruiz de Lopera, ha comprado por 1.260 millones todos los derechos del club. Sólo con los ingresos provenientes de Tegasa se garantiza el superávit. La empresa se quedará con los ingresos extra que obtuviera por la gestión de esos derechos.
Las dudas de Gil. Jesús Gil y Gil, titular de casi la totalidad de las acciones del Atlético de Madrid, con 156.000, tiene su idea particular de la conversión de los clubes de fútbol en sociedades anónimas. Considera que "se han adulterado" y se queja de la vigilancia: "Tenemos la intervención de cualquier sociedad anónima y, además, la del Consejo Superior de Deportes, la Liga Profesional y la federación".
El presidente del Atlético de Madrid fue precursor de la nueva ingeniería económica de los equipos de fútbol. Realizó muchos de los pagos del club mediante cuentas, bienes o hipotecas personales. Además, constituyó una empresa familiar denominada Promociones Deportivas para gestionar los intereses de la entidad. Ahora, Gil afirma que no ha necesitado traspasar sus acciones a empresa paralela alguna, ni siquiera a Promociones Deportivas. "Vamos por mal camino si recurrimos a es a clase de sociedades paralelas para administrar los clubes", dice.
La ortodoxia del Valladolid. "Nos estamos por las empresas paralelas", manifiesta Marcos Fernández Fernández, el accionista mayoritario del Valladolid. Fernández tiene el 65% del capital, unos 600 millones, a través de la constructora Parquesol Residencial y Promociones Especiales. Parquesol ha edificado los terrenos colindantes con el Nuevo José Zorrilla. El presidente vallisoletano asegura que "el club funciona como una empresa tradicional y ortodoxa" y afirma que su intención es desprenderse de las acciones. El presidente vallisoletano está convencido de que los clubes "están abocados a caer en manos de grupos importantes que vayan a hacer negocio".
El planeta de Lara. El Español se beneficia de la ayuda de una. entidad de nuevo cuño, Planeta Deportiva, una división de Editorial Planeta que ha gestionado los fichajes del bulgaro lotov, el argentino Pocchettinó y el montenegrino Brnovic. "Es una sociedad de ayuda al club, con espíritu de perder dinero", dice el vicepresidente del Español, Fernando Lara, hijo del editor y principal accionista de la entidad, José Manuel Lara. El popular editor también fue el interlocutor y gestor del fichaje del actual técnico del Español, José Antonio Camacho y proporcionó un préstamo de 1.500 millones de pesetas, a un interés de sólo el 9,5%.
La cosecha de Equizábal. Marcos Eguizábal, un vinatero riojano afincado en Madrid, posee el 99% del capital del Logroñés. El club está financiado por Bodegas Franco-Españolas, cuyo único propietario es el propio Eguizábal. El presidente hizo un desembolso inicial de 400 millones y recientemente tuvo que afrontar en solitario una ampliación de 500 millones. Eguizábal asegura que sin su aportación económica el club desaparecería. "Además, si lo dejo, me acusarían de no ser buen riojano", afirma el presidente. Para paliar su inversión, este año recaudó 400 millones con traspasos.
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