La supervisión del FMI y la confianza / 1
La función más conocida del Fondo Monetario Internacional (FMI) es la de proporcionar a los países recursos financieros que los ayuden a resolver sus dificultades de balanza de pagos. Sin embargo, proporcionar recursos, actualmente de más de 8.000 millones de dólares anuales, es sólo parte del papel más amplio que desempeña el FMI al contribuir a generar y mantener la confianza en la política económica de todos los países miembros. El éxito de la función financiera del FMI está íntimamente vinculado a su eficacia como asesor de los 179 países miembros en materia de política económica.Fundamentalmente, hoy no existen desacuerdos importantes en lo que respecta a la necesidad de adoptar una política económica acertada con el fin de promover un crecimiento de alta calidad. Todos los países miembros del FMI aceptan el código de conducta común establecido en el Convenio Constitutivo del FMI. La institución otorga financiamiento, no para actividades ni proyectos específicos, sino para respaldar la observancia de las normas del código de conducta del FMI. No es sorprendente, por tanto, que el verdadero debate no se centre en los objetivos últimos sino en el ritmo y la secuencia de las reformas económicas, que varían -y deben variar- de un país a otro.
El FMI ofrece a los países miembros un foro para examinar la evolución económica mundial desde la perspectiva única de la institución, perspectiva determinada por su papel de supervisor del sistema monetario mundial, y para efectuar consultas y formular sugerencias en relación con la política económica de cada país miembro.
El artículo IV del Convenio Constitutivo es el elemento esencial del código de conducta del FMI. En él se estipula que los países miembros deben cooperar entre sí y con el FMI para establecer las condiciones básicas que requiere la estabilidad financiera y económica. Cada país miembro del FMI debe regir su política económica y financiera hacia este objetivo de crecimiento económico no inflacionario.
A su vez, el FMI, según se estipula, "ejercerá una firme supervisión de las políticas de tipos de cambio de los países miembros y adoptará principios específicos que sirvan de orientación a todos ellos con respecto a esas políticas". Al aplicar este código de conducta, el FMI analiza todos los aspectos de la política macroeconómica y las medidas estructurales conexas adoptadas por los países miembros, puesto que éstas, en conjunto, determinan la forma en que los países miembros orientan su política cambiaria.
Este análisis se efectúa a través de las llamadas consultas del artículo IV, que tienen lugar anualmente con cada país miembro. La regularidad de las consultas permite que el asesoramiento, que las autoridades nacionales reciben del FMI, se base en información actualizada. Permite, igualmente, que se efectúe un análisis no sólo en situaciones de crisis -cuando un país podría quedar sin reservas para financiar las importaciones o el servicio de la deuda externa-, sino también en otras situaciones; por ejemplo, en el caso de un país que enfrenta presiones al alza sobre el tipo de cambio originadas por una considerable afluencia de divisas, proveniente, a su vez, de ingresos de capital o de un mejoramiento de la relación de intercambio. Esta afluencia de divisas afecta hoy, en mayor o menor grado, a países tan diversos como Argentina, la República Checa, India y Uganda. El papel que cumple el FMI -mantener un diálogo continuo en materia de política económica con las autoridades nacionales en situaciones favorables o desfavorables- contribuye a establecer la confianza necesaria entre cada país miembro y el FMI, y entre todos los Gobiernos.
En el Informe Anual de 1994 del FMI se presentan ajemplos de lo que entraña concretamente el proceso de supervisión. En Estados Unidos, país miembro con la mayor cuota en el FMI, se tiene en cuenta en dicho proceso el hecho de que, dada la magnitud de la economía del país, la política económica de Estados Unidos tiene repercusiones particularmente importantes en el resto del mundo. Por otro lado, las numerosas pequeñas economías abiertas que también son miembros del FMI son especialmente vulnerables ante las perturbaciones que puedan ocurrir en la economía mundial.
Dado que el proceso de supervisión afecta prácticamente al mundo entero, los comentarios de los representantes de todos los países miembros en el Directorio Ejecutivo en materia de política económica abarcan una amplia gama de problemas, desde la política presupuestaria y monetaria de EE UU y la repercusión de la unificación alemana hasta la inflación en Ucrania y la desmovilización en Mozambique.
En cuanto a procedimientos, el proceso de consultas del artículo IV conlleva visitas a cada país por parte de un equipo de economistas del FMI que analizan la situación económica del país miembro. Durante la visita, el equipo recopila la información económica y financiera pertinente, y examina con las autoridades nacionales la evolución económica y las medidas adoptadas, incluidas las medidas de política macroeconómica que influyen directamente en los tipos de cambio y la balanza de pagos. Este examen abarca también asuntos tales como la política de ayuda externa y la política comercial.
El informe que prepara el equipo al regresar a la sede del FMI constituye la base para las deliberaciones del Directorio Ejecutivo, órgano que administra las actividades diarias del FMI. En el curso de dichas deliberaciones, los representantes de todos los países miembros comentan ampliamente la política económica y las perspectivas del país en cuestión. El director gerente del FMI, en su calidad de presidente del Directorio, resume las opiniones de los directores ejecutivos. Luego se informa sobre esta evaluación a las autoridades del país.
Dado que el proceso de consultas se ha llevado a cabo de manera regular y continua, el personal del FMI y el Directorio Ejecutivo han adquirido un conocimiento sólido y considerable, experiencia en lo que respecta a los asuntos económicos de cada país. Por otra parte, las autoridades nacionales saben que sus problemas específicos en materia institucional y de política económica serán abordados con la debida objetividad y atención.
Una consecuencia práctica y muy beneficiosa del proceso de supervisión es el hecho de que, cuando un país sufre una crisis de balanza de pagos y recurre al FMI, se puede enviar de inmediato un equipo de economistas que lo asesorará en el diseño de un programa económico a fin de superar la crisis.
Las recomendaciones en materia de política económica que surjan, reflejarán un conocimiento profundo del país en lo que respecta al contexto institucional, social y político en el cual deberán aplicarse las medidas de política económica correspondientes. Así es como debe ser, puesto que el carácter generador de confianza del FMI es fundamental para la eficacia de su asesoría económica en el contexto de los programas financieros respaldados por el Fondo.
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