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AUTOMOVILISMO FÓRMULA 1

El circo de los líos

La fórmula 1 vive la temporada mas polémica y accidentada de su dilatada historia

El espectacular circo de la fórmula 1, conocido así por referencia al antiguo circo romano, se le está escapando de las manos al césar del automovilismo, el británico Bernie Ecclestone. Nadie podía imaginarse que la más espectacular modalidad del automovilismo deportivo iba a sufrir la peor de las crisis, ni que el mejor piloto del Mundial moriría en un accidente, y menos aún que el nuevo número uno iba a ser descalificado por tramposo. Era también impensable que la escudería Benetton el mejor equipo esta temporada, fuera acusada de manipulaciones técnicas¡ y que toda la competición se convertiría en un desmadre. La fórmula 1 se ha convertido en el circo de los líos.El problema actual es que a su cesar, el todopoderoso Ecclestone, el circo parece haberle superado. Ni él ni la Federación Internacional (FIA), encabezada por Max Mosley consiguen entender cómo se ha llegado al punto actual. No conciben por qué se está destruyendo a golpe de acelerones algo que en apenas 10 años convirtieron en uno de los negocios más florecientes del panorama deportivo del planeta. Y les es todavía más difícil comprenderlo precisamente en el año en que habían intentado la revolución para recuperar el interés, la emoción, la pasión.

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Es cierto que disputados 12 grandes premios y a falta de cuatro, el alemán Michael Schumacher encabeza la clasificación por delante del británico Damon Hill, con sólo 11 puntos. Y también lo es que en la próxima cita, en Portugal, el piloto de Williams puede acercarse más al líder, que no puede participar por estar suspendido.

Peto esta igualdad se ha gestado en los despachos. Lo extradeportivo ha pesado más que nada. Schumacher fue desposeído de los puntos que logró en Inglaterra por desobedecer una señal de bandera negra, símbolo de eliminación. Después, fue suspendido con dos grandes premios de sanción. Y para rematar la faena, en Bélgica le descalificaron tras ganar la carrera porque en su coche se detectó una ilegalidad.

El piloto alemán ha perdido 16 puntos y la participación en dos carreras. Podría tener el campeonato sentenciado y, en cambio, todo está todavía por decidir. Hay interés, aunque sea artificial.

Schumacher llegó a anunciar que abandonaría Benetton si se confirmaban las ilegalidades cometidas por su escudería. Pero pocos días después firmaba un contrato por otro año. Además, sobre este equipo pesa otra sospecha, pues fue acusado de manipular el aparato de repostaje, lo cual originó un incendio en la zona de talleres.

Precisamente el repostaje es otro de los elementos que está en el ojo del huracán. Fue una de las innovaciones de este año en el intento de Ecclestone y Mosley por devolver interés a la competición. Y sólo ha servido para aumentar la polémica. Igual que la prohibición de ayudas electrónicas al pilotaje, pues el nuevo reglamento nunca ha quedado claro y se ha dudado de la legalidad de McLaren (por uso de un supuesto cambio automático) y de Benetton (por uso de control de tracción).

Por si fuera poco, en 1994 parece haber renacido el peligro. Han muerto dos pilotos, se han producido otros graves accidentes y se ha creado una sombra sobre la seguridad de los circuitos. En el Circuito de Cataluña hubo guerra por ese asunto, y por el poder, entre Mosley y el director de Benetton, Flavio Briatore. Muchos ven en esa disputa el origen de los problemas de Schumacher y su equipo.

Y mientras, el césar que rige el circo parece no inmutarse. Su negocio, su espectáculo, se está degradando sin parar y Ecclestone sigue más preocupado por ganar dinero. Un ejemplo: la disputa del Gran Premio en Jerez, sustituyendo la prueba suspendida en Argentina, le reportará 500 millones de pesetas.

Los aficionados de la F-1, los de verdad, recuerdan las imágenes más trascendentes de su deporte. Y no son necesariamente en blanco y negro: aquel adelantamiento de Mansell a Senna en Montmeló, los remontes del as brasileño bajo la lluvia, sus luchas finales frente a Prost, los duelos entre Hunt y Lauda...¿Y de 1994 qué quedará? La muerte de Senna, el número uno, y de Ratzenberger; la polémica sobre la seguridad, sobre la reducción de prestaciones de los bólidos; las descalificaciones de Schumacher, las supuestas maniobras ilegales de las escuderías Benetton y McLaren; la adulteración del campeonato y las carreras aburridas. Nada bueno para los libros o la memoria.

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