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Los británicos desconfían de la política económica aplicada por su Gobierno

Las estadísticas económicas son halagüeñas, pero la memoria del electorado británico no ha permitido al Partido Conservador obtener ningún dividendo político de ellas. Las últimas encuestas siguen mostrando de una manera tenaz hasta que punto los tories han perdido la confianza de sus bases, en favor del Partido Laborista. Las razones pueden ser muchas, pero, ayer, cuando se cumplía el segundo aniversario del día en que el Gobierno británico decidió sacar la libra del Sistema Monetario Europeo, todos los analistas volvían la mirada a ese miércoles negro para justificar la mala imagen interna del Gobierno que preside John Major.Diversos comentaristas en los principales periódicos británicos recordaban hasta que punto la memoria de los electores -especialmente de los conservadores- ha mantenido frescas las imágenes lamentables de un ministro de Hacienda, Norman Lamont, abandonando el ministerío por la puerta trasera al filo de las ocho de la tarde del 16 de septiembre de 1992, después de que el Gobierno perdiera la batalla, contra los especuladores y se viera obligado a sacar la libra del SME, además de subir en cinco puntos los tipos de interés para defender la maltrecha divisa.

Nadie ha olvidado que fue la propia obstinación del Gabinete liderado por John Major, en mantener la libra sobrevalorada, la que propició la catástrofe. Hoy, dos años después de aquella memorable fecha, la inflación se mantiene baja, los tipos de interés también, pese a la última subida acordada el pasado lunes por el nuevo ministro de Hacienda, Kenneth Clarke, el empleo sigue creciendo y todo parece indicar que la recuperación económica es un hecho.

Sin embargo, el ciudadano de a pié sigue incrédulo., No en vano, y con la excepción de Norman Lamont, el grueso del equipo que dirigía el país hace dos años, sigue al frente del Gobierno hoy, y no en vano, tampoco la libra sigue fuera -lo mismo que la lira- del sistema de cambios europeo.

Inflación

Para salvar su imagen el Gobierno decidió atacar a fondo la inflación, asegurando que la mantendría entre el 1 y el 4% a lo largo de la legislatura. Así ha sido hasta ahora, aunque para ello, -haya sido necesario aumentar los tipos de interés incluso en situaciones escasamente probables como la actual: con una inflación todavía notablemente baja, y claros síntomas de progreso económico.

Sin embargo, y más allá de los "flagrantes errores económicos", cometidos, según los analistas, por el equipo económico conservador, existe otra razón que puede dar al traste con las esperanzas de los conservadores en la próxima cita electoral: el problema de los impuestos. Lejos de descender han aumentado y, pese a la insistencia de su partido, el canciller Kenneth Clarke ha asegurado ya que no habrá buenas noticias en este sentido en los próximos meses. En este contexto, es fácil comprender por qué muchos especialista prevén un fracaso electoral tory justamente cuando la economía vuelve a florecer en el Reino Unido.

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