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Del atasco al cielo

Marcas récords en el estadio de Madrid tras llegar los atletas con retraso

Mike Powell pasaba por debajo de la valla de seguridad de la M-40, Fermín Cacho y Abel Antón llegaban al estadio a la carrera, un alto directivo se bajaba del coche oficial y se subía a la moto del guardia civil que le abría paso... Un caos. La inauguración era a las ocho de la tarde y faltaban la mitad de los protagonistas; permanecían estrangulados en unos accesos insuficientes para absorber la vasta convocatoria. Fue un milagro que los atletas fueran capaces de recuperar la concentración y prestigiar una pista inédita, con actuaciones de altísimo nivel: en 400 metros, 1.000 y 110 vallas no se ha corrido este año tan rápido como ayer en Madrid.El estadio de Madrid no se le olvidará fácilmente a ninguno de los 133 atletas invitados -la mayoría previo pago de cantidades que oscilaron entre los dos millones y las 50.000 pesetas- a la inauguración. Se fueron con la imagen de que es un estadio endiablado, porque se puede tardar hora y media en su aproximarse; luego, una vez dentro, ¡por fin!, desconcertante: tan pronto queda uno engullido en la vorágine, como en el silencio, según la parte de la pista que recorra, pues medio estadio tiene gradas y la otra mitad está vacía; pero si la última impresión es la que vale, el recuerdo será grato: en Madrid se corre de fábula.

Sale Colin Jackson (Reino Unido) y corre los 110 metros vallas en 12.99 segundos, después Niyomgabo (Burundi) y tarda 2.15 minutos en hacer un kilómetro, a continuación Michael Johnson (EE UU) y da la vuelta al estadio, 400 metros, en 43.90 segundos. Ninguno de los tres, ni ningún otro atleta en el mundo, había corrido estas distancias tan rápido este año.

El gran valor de estas marcas viene dado porque los 12.99 de los 110 metros vallas sólo han sido superados en toda la historia del atletismo por dos hombres más, además del propio Jackson, que es el plusmarquista mundial; los 43.90 de Johnson tampoco tienen precedente más que en otros cinco corredores de todos los tiempos. La marca de Niyomgabo no alcanza el mismo nivel que las anteriores, por ser los 1.000 metros una prueba que se programa sólo excepcionalmente.

La pista del nuevo estadio es, por tanto, fabulosa. Está a la altura de las mejores del mundo. La altitud y el calor de Madrid contribuyen a elevar su nota. Sólo así se explica tan notables registros, que se extendieron también a Sandra Myers: corrió los 400 metros en 50.33 segundos, tan rápido como no lo había hecho en la temporada.

Hubo otras primerísimas figuras que no sacaron tan buen partido de la pista, porque acusaron más la precipitación con la que tuvieron que competir, pese a que el programa se fue retrasando para que tuvieran tiempo, al menos, de calentar. Powell se quedó en 8,22 metros -el récord mundial lo tiene en 8,95-, pero encandilé al público con el diálogo que mantuvo con él, comentando cada uno de sus saltos, y Cacho ni siquiera pudo acabar su particular duelo con Antón en los 3.000 metros al resentirse de la lesión.

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