Un firmamento para las estrellas

La inauguración del estadio de Madrid esconde hoy 80 minutos trepidantes. Las pruebas van a tener tales protagonistas y sucederse con tal intensidad, que la sesión quedará convertida en una traca de atletismo de altísimo nivel. La fiesta será un espectáculo para los ojos, pero no para el deleite; antes de que García Bragado, Masana y Plaza diriman quién es el mejor marchador, ya estará Sotomayor saltando hasta la altura del techo de una habitación, Powell dando un bote de más de ocho metros o Cacho y Antón preparando la apoteósis. No dará tiempo a saborear tanto como hay previsto, porque la catarata de medallistas españoles, de campeones olímpicos y de plusmarquistas mundiales se va a desbordar sobre la pista del nuevo estadio.La reunión de hoy es peculiar. No hay que esperar grandes marcas, porque los atletas han empezado a perder la forma, pero sí apasionantes duelos.

Abajo, en la pista, sólo va a haber 15 vencedores; los nombres de algunos se saben de antemano, caso de la rusa Irina Privalova, la mujer más rápida del momento, pero en otras pruebas todos quieren ganar y no se sabe quién es el mejor de todos ellos.

Por ejemplo: ¿qué pasará en un enfrentamiento Cacho-Antón sobre una distancia que no favorece a ninguno? Cacho es un número uno en los 1.500 metros y Antón, en los 5.000 y 10.000, ¿pero y en los 3.000? ¿quién será el mejor?

Otra carrera para las apuestas: los 1.000 metros. Viciosa, el delfín de Cacho, contra De Teresa, medallista en los 800, y Niyoingabo, la última revelación africana, como juez de paz. Pero los españoles quieren ganar. Cuando entren en escena los Sotomayor, Powell, Johnson -el velocista estadounidense, no Ben, el canadiense-, Jackson o Privalova, su fulgor será intenso, aunque breve; de inmediato, otra estrella saltará a la pista y eclipsará a la anterior.