CONDENADA POR MACIZA
La pobre Barbie se ha llevado un disgusto a la vuelta de la celebración de su cumpleaños en la Luna. Toda rechula ella con su traje de cosmonauta con tacones, va y se encuentra con una fatwa de las altas jerarquías religiosas de Kuwait. Para Jaled Al Mazkur, un vigilante de la ley islámica, la Barbie está demasiado maciza para dejarla en manos de los críos de su país. Su admirada silueta -menos mal que es de plástico- no se corresponde con los valores musulmanes, como tampoco lo hace la prosa de Salman Rushdie o de Taslima Nasrim. Los astutos empresarios de la Mattel, fabricantes de la muñeca, podrían inclinarse por sacar una versión musulmana de su estrella -tapada hasta el amén- o llevarla de gira dando conferencias de prensa, rodeada de guardaespaldas, mientras firma millones de ejemplares de sus memorias de plexiglás. A todo esto, ¿del paquete de su novio, Ken, no ha habido quejas?
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