Destino: Caco. España / Remite: Pachi. Disneylandia. Paris.

"Caco alucina: a mi hijo le da miedo el pato Donald. No hay manera. Todas las mañanas le convenzo de lo bien que lo vamos a pasar. Desayunamos. Pago en taquilla. Nos hacemos la fotito de rigor en la entrada y, en cuanto ve un monigote, le entra la lloriquera. Y ya empieza"¡mamá, mamá!", que no quiere más que estar con su mamá. Pero, ¿qué habrá visto este chico en su madre? Si yo he vivido 10 años con ella y es un bicho, oye. Ahora, como soy muy diplomático, yo le animo: "No te preocupes que papá te quiere mucho y te va a llevar pronto a casa con mamá que también te quiere mucho". Y luego pienso para mí: "Que también te quiere mucho y vive con un tal José Ramón que se sienta en mi sofá de Roche Bobois, que me costó medio kilo, y se bebe mis cervezas de la nevera". Porque en el fondo, Caco, lo que más me duele de toda ésta historia es que haya un tipo disfrutando de mis cosas por el morro. Yo no sé. Esto de ser padre separado lo llevo fatal. No te rías, pero me parece que me voy a tener que quitar del vicio.Bueno, a lo que iba. En vista del éxito, esta mañana le he llevado al bosque de Boloña. Había un cementerio de perros y gatos. No veas que cementerio. Digo: "Ven éstos, los muertos de mi pueblo y organizan una marcha hasta Madrid exigiendo mejoras en los nichos". No te exagero: un tal Cou-cou estaba enterrado en un mausoleo de mármol coronado por su escultura, que ya lo quisiera yo como segunda vivienda. Pues mi hijo, llora que te llora, que quería volver a Disneylandia. Digo: "¿En qué quedamos?". Dice: "Es que quiero coger a Pluto para enterrarlo aquí". "¿Ves que plan? Ya te contaré más. Pachi".