Guadarrama y su alcalde

El pasado día 14-8-94, ante la actitud insolidaria y falta de educación y principios de una señora que pretendía colocarse de las primeras en una fila donde los demás ciudadanos esperábamos pacientemente, requerí los servicios de un agente municipal, quien se negó a prestar su colaboración y a darme su número de agente, ignorando, no me sorprende, su obligación. Según él, no era asunto suyo mantener el orden. ¿De quién entonces?Ante esta conducta, y al encontrarse en el lugar el alcalde de la localidad, Miguel Aláez, me dirigí a él expresándole los hechos acontecidos, el cual, con el más absoluto desprecio y haciendo gala de un caciquismo y despotismo propios de otra época, me respondió que me marchase y le dejase en paz.

La conducta despótica de este señor le impide comprender que el cargo se lo debe al pueblo, que se lo dio para servirle, no para aprovecharse, y si no sabe cumplir con su cometido, que lo deje antes de que los ciudadanos le quiten la función que le confiaron, y que con tanta incompetencia y desprecio hacia sus vecinos desempeña. Una vez escuchado al señor alcalde, comprendí los modos del agente municipal.

Lo que sí puedo asegurarle que con mi voto no repetirá en. el cargo. -