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Una filial de Iberia echa a un empleado por llevar un pendiente, según CC OO

Un aro de plata ha tenido la culpa. Alberto Caumel se las prometía tan felices el 1 de julio. A los 18 años, estrenaba su primer puesto de trabajo: colocar los postres en las bandejas de comida que embarcan en los aviones en Barajas. Anteayer domingo, perdió tan dulce empleo. La empresa Iber-Swiss le comunico una amargura: la rescisión del contrato, cinco días después de ser renovado. Para ello argumentó que no había superado el periodo de prueba. "Es alucinante. No tenía ningún parte por haber trabajado mal", señala Alberto. "Me han echado por no quitarme el pendiente", asegura.El presidente del comité de empresa, Tomás Valiente (CC OO), coincide en la afirmación. Y añade: "Vamos a poner una demanda por discriminación ante el Tribunal de lo Social". Este periódico no consiguió ayer que algún responsable de la empresa diera su versión de lo ocurrido.

Alberto, estudiante de electrónica y vecino de Coslada, empezó a trabajar el 1 julio en Iber-Swiss (empresa de las compañías aéreas, Iberia y Swissair que prepara las comidas que se consumen en buena parte de los aviones que repostan en Barajas). Firmó el contrato como auxiliar de servicios para "atender circunstancias del mercado, acumulación de tareas o exceso de pedidos", según consta en el texto.

El joven empezó a distribuir las natillas y el arroz con leche en las cazoletas, durante ocho horas al día. En una de las primeras jornadas, el jefe de producción, F. M., le dijo que se quitara el pendiente, narra Alberto. "Yo le hice caso y me lo quité los primeros días".

Luego, cambió de opinión. Se volvió a colocar el arete que le había regalado su novia. "El jefe me regañó y yo le dije que no me quitaba el pendiente hasta que las chicas no se los quitaran también", prosigue el trabajador despedido.

"Pues haber nacido mujer", le replicó el jefe.

"Pues no me lo quito", insistió Alberto.

En Iber-Swiss hay 800 empleados y el 40% son mujeres, según datos del comité de empresa. Esta misma fuente asegura que las normas de higiene internas impiden llevar relojes, pulseras o anillos cuando se manipulan alimentos. "Los pendientes no están prohibidos", matiza. "Todas las chicas los llevan", añade Alberto.

El joven siguió con su adorno en la oreja izquierda y el jefe empezó sus vacaciones, relata el despedido. Su contrato de trabajador "eventual por circunstancias de la producción" vencía el 15 de agosto. Pero se lo renovaron hasta el 30 de septiembre, según consta por escrito. A esas alturas, Alberto ya había disfrutado el primer sueldo de su vida. Buena parte de las 90.046 pesetas se las gastó en ropa y hacía cálculos sobre nuevas inversiones para su salario. Pero este domingo llegó el jarro de agua fría. Le dieron una carta en la que se lee: "Lamentamos comunicarle que no ha superado usted el periodo de prueba establecido [dos meses], causando baja en esta empresa con efectos del día 21 de agosto".

PASA A LA PÁGINA 3

Iberia alega que el joven no superó el tiempo de prueba y elude la prórroga laboral

VIENE DE LA PÁGINA 1Alberto Caumel no ha querido recoger la liquidación. Ha optado por acudir al sindicato Comisiones Obreras y seguir con el pendiente en la oreja. "Lo llevo porque está de moda y porque me gusta", dice este joven amante de la música bakalao.

El presidente del comité de empresa, Tomás Valencia, señala que hoy habrá una reunión con la dirección de la compañía (propiedad en un 70% de Iberia y en un 30% de Swissair) para estudiar lo ocurrido con Alberto.

Coletas y barbas

"No es un caso aislado", señala Valencia. Asegura que algunos trabajadores han tenido problemas en Iber-Swiss por llevar el pelo largo. Según dice, quien lleve melena debe meter la cabellera en una redecilla, en aras de la higiene de los alimentos.

Este periódico intentó ayer en varias ocasiones, pero sin éxito, contrastar esta información con Iber-Swiss y con su principal accionista, Iberia.

Un portavoz de la compañía aérea aseguró a la agencia Efe: "Este empleado ha sido despedido por no haber superado favorablemente el periodo de prueba que exige la empresa y no por llevar puesto un pendiente como él alega". El portavoz no se refirió a la prórroga del contrato -hasta el 30 de septiembre, según consta por escrito- que días antes de conocer su cese recibió el muchacho.

"Es cierto que a este empleado se le llamó la atención varías veces por usar pendientes durante su trabajo en la sección de pastelería", añadió la portavoz de Iberia, quien matizó que no se permite ningún tipo de adorno corporal durante la manipulación de alimentos en este departamento. Ello se contradice con la versión del despedido, quien mantiene que todas las chicas llevan pendientes.

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