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La FNAC se convertirá en señuelo de los negocios de su nuevo patrón

La FNAC corre peligro de convertirse en un mero señuelo para renovarla clientela de los grandes almacenes de su nuevo patrón, François Pinault. Propietario de todo tipo de superficies, de venta, Pinault ha invertido 2.000 millones de francos (50.000 millones de pesetas) para adquirir uno de los símbolos del comercio cultural francés. Creada en 1954 por dos antiguos trotskistas, la Fédération Nationale d'Achat des Cadres (FNAC) acogió en 1993 a 12 millones de visitantes en sus 180 puntos de venta.

Desde el pasado 18 de agosto la empresa tiene el sexto propietario de su historia, François Pinault, un bretón de 58 años que es líder europeo en la distribución de productos no alimentarios. Los grandes almacenes Printemps y Prisunic, la sociedad de venta por correo La Redoute o los comercios de muebles y electrodomésticos Conforama ya pertenecen a Pinault que ahora, a través de la FNAC, quiere rejuvenecer la clientela de estos establecimientos.El grupo Pinault es un gigante: pesa 72.000 millones de francos (1,8 billones de pesetas). Dispone de 11.900 millones de francos en fondos propios, aunque sus deudas suman 12.090 millones. La FNAC, en ese contexto, puede parecer un enano que apenas genera unos beneficios del 1% anual que Pinault, después de aceptar unos gastos financie ros del orden del 9%, difícilmente debiera admitir.

¿Por qué lo hace? De entrada -porque Printemps, la cadena de grandes almacenes, está en declive: imposible competir con las grandes superficies... a no ser que en cada Printemps haya una FNAC que atraiga a un consumidor más joven y exigente, que permita también especializar la oferta del otro centro comercial. La FNAC es la única empresa que ha logrado plantar cara a los hipermercados o a Virgin. Por ejemplo, el establecimiento de Les Halles, en París, es la tienda en la que hay mayor concentración de visitantes por metro cuadrado de Europa. El grupo cultural cuenta con 500.000 socios, es decir, medio millón de poseedores de una tarjeta que les permite disfrutar de descuentos y ofertas especiales, de aparcamiento gratis y otras ventajas. Son 500.000 clientes fieles a la FNAC y ahora 500.000 clientes potenciales para Printemps.

El volumen de negocio de la FNAC -que en noviembre pasado inauguró en Madrid su primer centro en España- se reparte en un 20% para el libro, un 19% para todo lo correspondiente a fotografía, un 27% lo genera el vídeo, equipos de sonidos y microinformática y el 32% restante es fruto del disco. Desde principios de los setenta era el local símbolo del consumo de cultura y tecnología de una clase social y de un pensamiento suavemente izquierdista. En sus tiendas los vendedores se sentían "consejeros" del cliente y en todas ellas había lugar para conciertos, exposiciones o conferencias.

Todos los productos se vendían total o parcialmente liberados de IVA. Los trabajadores de la FNAC, jóvenes en su mayoría, disfrutaban -y disfrutan aún- de un trato social privilegiado dentro del sector. Con la llegada de Pinault todo eso puede desaparecer. La gestión, desde 1985, de dos empresarios procedentes de la masonería -Baroin y Petriat- ya se había caracterizado por el expansionismo y por poner fin a una organización del trabajo horizontal e imponer una estructura piramidal, que se pobló de ejecutivos.

Pinault necesitará ahora igualar los salarios de sus trabajadores de la FNAC con los del resto del grupo y nadie cree que eso se haga "por arriba". Además, hasta ahora, cada vez que Pinault ha comprado, ha procedido a reestructurar, es decir, a reducir plantilla. De pronto, un símbolo, una empresa cuyo éxito en buena parte radica en su imagen, en su vocación de ser distinta, corre el peligro de tener que renunciar a esa imagen distintiva y a todo lo que la hacía peculiar.

Oxígeno para el Lyonnais

La FNAC pertenecía, en un 66,4%, al Crédit Lyonnais, y en un 34% a la Compagnie Génerale des Eaux (CGE). Pinault, a través de un complejo montaje financiero, ha podido adquirir -por 2.000 millones de francos, unos 50.000 millones de pesetas- la parte que pertenecía al banco público, que éste necesitaba vender para recapitalizarse después de un periodo de gestión nefasta. La CGE, siendo socio minoritario, conserva un derecho preferente de compra y preside un comité estratégico que tiene derecho a impedir cualquier inversión de la FNAC que se considere arriesgada. Además, dentro de tres años, el pacto entre los nuevos accionistas podrá ser revisado pero Pinault se compromete a comprar el 34% por un mínimo de 4.000 millones de francos, lo que garantiza a la CGE, si desea vender, una bonita plusvalía.

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