El clero radical y los sectores moderados pugnan por el control de la revolución islámica en Irán

ENVIADO ESPECIALLa batalla política entre el clero radical y los sectores moderados que apoyan el pragmatismo del presidente Alí Akbar Hachemi Rafsanyani ha saltado a las ondas. Literalmente. El debate apasionado en torno a la televisión vía satélite se está convirtiendo en el barómetro de la rivalidad política que agita las discusiones en el Majlis (Parlamento) y refleja la vieja pugna por el' control de la revolución islámica. Las antenas parabólicas se han integrado en el paisaje urbano de Teherán y con ellas la idea de que, si se tiene dinero (y en Teherán muchos lo tienen), es posible desafiar abiertamente a los mulás, que en la actualidad parecen más preocupados por los peligros de la OPI "contaminación moral" que por el incierto resultado de la política económica de Rafsanyani.

Los discos se multiplican en las azoteas de la capital a pesar de una controvertida prohibición policial y algunas campañas de decomiso. El problema para el Gobierno es que no existe legislación clara al respecto y el descanso veraniego de los parlamentarios nota hecho sino aplazar una decisión que seguramente va a revelar, el nuevo carácter del sistema 15, año después del triunfo de la revolución de Jomeini.Quizás porque son más conscientes de las limitaciones técnicas para interceptar y bloquear transmisiones desde el espacio que partidarios de una apertura en la rigidez dé la vida iraní, parlamentarios leales a Rafsanyani apoyan la idea de actuar con tacto en este tema. Chocan, por supuesto, con fuerzas radicales, la mayoría seguidoras del ayatolá Alí Jamenei, líder, espiritual de Irán, que quieren eliminar las antenas parabólicas y la influencia de "instrumentos y métodos, que envenenan a la sociedad".

"Es una batalla cuyo resultado nos indicará quien lleva las de ganar en Irán", comenta un acomodado abogado teheraní que, al igual que todos los miembros de su familia, no se pierde un- sólo capítulo de los culebrones norteamericanos y que confiesa tener infinitamente mayor fe en la CNN que en cualquiera de los noticieros de las tres cadenas nacionales.

Estabilizar la economía

Sea cual sea el desenlace de esta disputa, Rafsanyani tendrá que emplearse a fondo para evitar nuevas batallas en el Parlamento, donde, según varios diplomáticos occidentales, pierde terreno a diario. El flanco más vulnerable de su Gobierno es el de la economía, y en eso están. de acuerdo incluso sus colaboradores. Contrariamente a todas las expectativas oficiales, el plan quinquenal de desarrollo no ha conseguido estabilizar la economía. La inflación, según cálculos de expertos extranjeros, sobrepasa el 50%.

Los ingresos por exportación de petróleo van en disminución. Los bajos salarios obligan a una buena, parte de la fuerza laboral a buscar un paliativo en el pluriempleo. La prometida liberalización de1a economía se ha estancado y esa parálisis produce abundante munición para la legión de críticos radicales del régimen, que acusan a Rafsanyani de ser responsable del crecimiento de la brecha entre ricos y pobres.

En una de las más recientes ilustraciones del, descontento del clero, el ayatolá Alí Meshkini declaró hace poco en la ciudad sagrada de Qom: "El Gobierno sigue prometiendo el paraíso, pero en lugar de ello debería tratar de reducir la inflación infernal".

La ascendencia de los conservadores, en el estricto sentido religioso de la palabra, es el signo más consistente del panorama político iraní, según afirman varios analistas occidentales. Citan, entre otros ejemplos, el desplazamiento de Mohamed Hachemi, hermano menor del presidente, del puesto de presidente de la radio y televisión iraníes, un cargo que hoy es ocupado por Alí Lariyani, ex ministro de. Cultura y Guía Islámica, considerado como uno de los hombres claves de Jamenei.

Los adeptos de Jamenei, de 54 años, están luchando por que su dirigente se convierta en marya taqlid (fuente de emulación), máximo guía de los musulmanes shiíes, un título del que disfrutaba su predecesor, él difunto ayatolá Ruholá Jomeini.

Curiosamente, algo que parece haber neutralizado el debate interno en irán es la campaña internacional contra la república islámica a raíz de las, acusaciones argentinas de complicidad, si no autoría, del cruento atentado contra la Mutual Israelita en Buenos Aires el mes pasado, así como los subsiguientes atentados en Londres. Las acusaciones, que radicales y moderados ven como parte de una campaña propagandística ideada por Estados Unidos e Israel para acentuar el aislamiento internacional de Irán, han aglutinado, al menos de momento, a los rivales tradicionales. "Pero todo esto hay que analizarlo con la óptica de un calidoscopio", anotaba un diplomático europeo. "Porque lo que se ve hoy puede ser otra cosa mañana. Esto es, al fin y al cabo, Irán".