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Induráin sabe lo que es rodar en tiempo récord

Dos o tres vueltas para coger velocidad y luego seis manteniéndola. A continuación, toma de sangre. Así, hasta ocho veces; cada vez más deprisa. Empezaron a 34 kilómetros por hora y acabaron a 54. Se trataba de saber la respuesta del organismo de Induráin a este nuevo tipo de trabajo en pista y, sobre todo, en qué punto se encuentra el umbral de esfuerzo del corredor. Los resultados que ofrecía instantáneamente el ordenador eran satisfactorios; el cálculo posterior indicará a cuántas pulsaciones por minuto deberá afrontar el récord de la hora. El intento sigue adelante.

José Miguel Echávarri, director del Banesto, dio ayer por concluida la primera fase del proyecto y ordenó el cambio del escenario. El lunes comienzan los trabajos sobre el mismo velódromo de Burdeos ' donde está previsto que Induráin realice una gesta sin precedentes: recorrer en una hora más de 52,713 kilómetros.Las dudas que surgieron en el primer ensayo, el viernes en el velódromo de Anoeta, fueron desapareciendo ayer. "Cada vez vamos teniendo más datos y las señales que recibimos son satisfactorias", resumió Echávarri, que está al mando del proyecto. "Iniciamos la segunda fase", exclamó a continuación. En la primera, que ha durado dos días, se ha puesto a punto el material, después de no haber extrañado Induráin el manillar y la horquilla de la bicicleta. También ha completado el corredor sus primeros cientos de vueltas a la pista, tratando de no salirse en exceso de la raya que devuelve a la meta por el camino mas corto. Induráin, que no se había encontrado suelto en su nueva faceta de pistard, quería llegar a Burdeos más rodado, por eso manifestó su deseo de permanecer en San Sebastián más días. Pero Echávarri no encuentra motivo para demorar más el primer contacto con la pista-récord, donde se han establecido los dos últimos. Mañana el velódromo de Anoeta no se puede utilizar porque hay un concierto y lo que no quiere el director es que su corredor esté dos días- sin pisar la pista. Así que ayer, tras el ensayo, hubo' apretón de manos y cada uno salió para un punto diferente. Induráin, con su esposa, a comer a Villaba; Echávarri al hospital de Pamplona, donde tiene hospitalizada a su mujer. Unzúe, el otro director del equipo, a Zarautz,. con su familia; el doctor Padilla, a Vitoria para estudiar los análisis de sangre; y Sanz, el mecánico, con la bici a cuestas.

La nueva cita del equipo es en Burdeos. Todos tienen tiempo libre hasta el lunes, aunque Induráin metió en su coche una bicicleta de carretera para seguir haciendo unos kilómetros cada día. La forma no se puede perder. Ayer se hartó de rodar.

Por la mañana temprano, una hora de carretera; después, tres horas en el velódromo bajo la dirección de Sabino Padilla. El trabajo era más de control médico que de preparacion específica. El doctor Padilla necesita fijar a cuántas pulsaciones por minuto puede desarrollar Induráin un esfuerzo máximo sin traspasar el umbral en el que comienza el agotamiento. Es un punto que no se puede rebasar, porque llegado a él, el músculo, en vez, de liberar energía, suelta ácido láctico. Por más deprisa que se quiera ir, no se consigue más que cansancio. Por eso Echávarri, visto que Induráin comenzaba a dominar la posición y la bicicleta, le dijo a Padilla: "Es, tuyo". Induráin ya estabacaliente del trabajo de la mañana por carretera. Ello es necesario para meterse en la pista, porque sobre ella se utilizan grandes desarrollos. Que tuviera doloridos el hombro y brazo derechos de girar siempre hacia el mismo lado en el velódromo no era, problema, simples agujetas; lo importante, lo que de verdad llegó a preocupar, ya había pasado.

Fuertes dolores

Esas fibras externas de los gemelos que se habían rebelado de tanto pedalear sobre la vertical del eje de los pedales por el adelantamiento del sillín, ya estaban sometidas al tratamiento aplicado por el masajista Vicente Iza. "Durante 109:"Príme ros días que utilizó la bicicleta de carrera con las medidas de la del récord, Miguel se mordía Jos labios de dolor`, reveló.Con el material y el cuerpo a punto, no había que demorar más, la prueba médica. Induráin se puso a disposición del doctor Padilla. Le pidió que diera seis vueltas (1,5 kilómetros) a la pista a velocidad sostenida luego, otras seis, ya, a ritmo más rápido, así hasta completar ocho series, alcanzando en la última el máximo esfuerzo. Tras cada una de ellas, le extraía sangre del lóbulo para medir el ácido láctico. De esta manera se puede detectar en qué punto del esfuerzo el ácido se dispara y deja de interesar ir más rápido, porque se acumular el cansancio.

Este resultado se traduce luego a frecuencia cardíaca y se sabe que a más de 185 pulsaciones por minuto, es un ejemplo, no conviene ir.

El doctor Padilla considera que el corredor está en condiciones físicas, de aceptar el reto: "Puede.que Induráin no se en cuentre: en su momento óptimo de forma con respecto al Tour, pero tampoco son parámetros comparables. En el Tour su preparación tenía que ir dirigida a la resistencia y, en cual quier caso, nunca podía dar el 100%, porque se resintiría en la siguiente, etapa. El récord de la hora requiere un esfuerzo en un tiempo limitado.

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