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Caminero, no hay camino

Señor CamineroEstadio Vicente Calderón

Madrid

Muy señor mío:

El que suscribe, Benito Rojo Blanco (pero no rejiblanco), de 50 años, casado y cansado, natural del foro, maestro nacional, madridista especulativo y sofista de salón, manifiesta a usted, con ánimo de incordiar, las siguientes reflexiones para que las rumie en su cubículo y saque las consecuencias oportunas:

1. Usted no se anda con contemplaciones: apunta, dispara y mete. Por tanto, mal que les pese a algunos, es usted pragmático, realista, y no le pega nada tumbarse en un colchón a soñar. Su comportamiento en los Mundiales le ha convertido en blanco de todos los comentarios. Dicen las mujeres que es usted más dulce que el merengue. Como deja la piel en el campo, acaba baldado, que es casi lo mismo que Valdano. De todo lo cual se colige que debe usted recapacitar acerca de sus contradicciones. Y lo mismo digo a su compañero Pirri, cuyo nombre huele a Bernabéu ostentosamente.

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2. Dios es el inventor de los colchones, como sugiere la Biblia. Trabajó duro seis días. Al séptimo descansó. Ahora bien, el Todopoderoso es muy listo y no se acuesta en cualquier catre. Dijo para sí: "Hagamos el colchón". Y el colchón fue hecho. De esta forma, el Altísimo es el socio supremo de los colchoneros, incluso por encima de Calderón. Este último, también muy relacionado con el Manzanares, no hizo más que apurar la lógica: si Dios dormita en un colchón, limpiamente se infiere que la vida es sueño. Al Omnipotente se le acostumbra a retratar en forma de triángulo equilátero con un ojo en medio. Usted y su equipo tienen la sagrada obligación de llevarse por delante cualquier triangular. Pero el domingo cometieron ustedes un desacato escaleno. Es comprensible que se dejaran.ganar por el Barça, por respeto a Cristo (Stoichkov). Pero se dejaron abochornar por un recién ascendido a Segunda División. El Atlético ha olvidado hace tiempo a Dios y a Calderón. Ahí radican todos sus males. No consiste en cambiar de entrenadores (Maturana, ¿durarás una semana?), sino de vida. Aquí se impone la teología. A usted le corresponde, señor Caminero, preparar los caminos del señor gol.

3. De todas formas, he llegado a la conclusión de que ustedes pierden adrede, a sabiendas de que el balompié es un juego lascivo no bien visto en los altos: se hacen barbaridades por conseguir una Liga; los futbolistas pierden el culo por tocar las pelotas. El partido está mangoneado por un señor con pantalón corto, llamado árbitro, cuya fuerza radica en el pito.

4. Asimismo, el balompié es una diversión poco grata a los ojos de los bienaventurados porque destila violencia: todos son tiros, cañonazos, disparos, encontronazos, gol-pes, artillería, tácticas defensivas y ofensivas, incursiones en territorio enemigo, arietes, cancerberos, choques, exabruptos contra el señor árbitro, himnos cuartelarios, gritos bárbaros, expresiones malsonantes, furia, venganza y guerra. ¿Considera, señor Caminero, que este contexto es adecuado para una persona tan apacible como usted?

5. Caminero, que todas las tardes sutil pataleas el césped en flor, hoy he vuelto a pensar otra vez que es usted un monstruo (más en concreto, el monstruo de Leganés). Por esta razón, debiera usted dirigir espiritualmente a los pecadores que tienen dos amores a la vez y no están como cabras. Para algunos ciudadanos, señor mío, el Madrid es la esposa, y el Atlético, la amante; el Madrid son los Beatles; el Atlético, los Rolling; el Madrid es gregoriano; el Atlético, rapero; el Madrid es merluza; el Atlético, bakalao; uno es Dios y otro el diablo. Y así.

6. -Caminero, son tus botas el camino, y nada más. Caminero, no hay camino, se hace camino al golear. Y cuando se canse usted, haga como san Isidro: dedíquese a rezar y que el cielo remate por vos.

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