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"No hemos hundido el baloncesto español, ni lo hubiésemos salvado"

Lolo Sainz, entrenador de la selección española, está viviendo su primer gran fracaso como técnico. Reconoce el gran fracaso, pero pasa de justificaciones personales. No cae en el pesimismo, aunque no cree que haya por ahora mucha más cera de la que arde. No piensa dimitir, y deja en manos de la Federación su futuro.Pregunta. ¿Debemos aceptar que estamos donde tenemos que estar?

Respuesta. Me tengo que reconocer culpable de una cosa. No sé si porque quería ilusionar a la afición, si porque quería dar ánimos a los propios jugadores, hinché mucho el globo. Igual resulta que realmente no somos tan buenos como pensábamos, a pesar de que sigo creyendo que somos un buen equipo, pero quizá no tan bueno como para poder decir que podíamos entrar en semifinales. Pero también está claro que el equipo español no es tan malo como para jugar del 9º al 16º.

P. Hemos fracasado cuando temíamos hasta a la selección del Kurdistán, y lo hemos vuelto a hacer creyéndonos muy buenos. ¿Cuál es el ambiente propicio para que el jugador español pueda rendir positivamente?

R. Creo más en el segundo, no tener miedo a todo el mundo, o pensar que todo el mundo nos puede ganar. Es mejor pensar que somos nosotros los que podemos ganar. Ése es el mejor ambiente que se puede dar a un equipo, convencer al jugador que es capaz de derrotar a cualquiera. He intentado quitar responsabilidad al jugador, pues es un hecho que el jugador español no rinde bien cuando tiene mucha responsabilidad. Mi ilusión era que jugásemos con alegría.

P. Los jugadores niegan el miedo al fracaso. ¿Qué opina usted?

R. Yo no creo que fuese miedo. Miedo de parálisis, no. Era más cuestión de tener la gran responsabilidad de resolver Sigo pensando que ahora faltan jugadores con capacidad resolutiva. Yo he sido entrenador de club y lo puedo decir con todas las de la ley. Los entrenadores de club buscamos más la resolución por parte del jugador foráneo que por parte del nacional.

P. La frase tan manida en los últimos tiempos, "esto es lo que hay", no parece la ideal para dar confianza a los jugadores.

R. Es una mala terapia. Estoy intentando evitar por ahora hablar de cambios, por respeto a los que están aquí, que son grandes jugadores, y han trabajado con ilusión. Hasta los propios jugadores lo dicen: "Hablan de cambios, pero por quién nos van a cambiar". Es que tampoco tienen una gran competición para que haya cambios. Yo me he podido equivocar en alguna elección, pero en el fondo, no hay mucho más.

P. ¿Dónde falla la cadena que lleva del jugador promesa al jugador maduro y responsable?

R. Efectivamente, hay un punto donde se rompe un eslabón. Yo creo que es a partir de los 18 años. A partir de ese momento, el jugador español pierde todo tipo de competitividad. Para que se convierta en realidad debe competir. No digo jugar, sino competir. Que pueda sentirse responsable de lo que hace, poder desarrollar todo lo que sabe, de seguir aprendiendo. Y esto no pasa. No voy a empezar a hablar del tercer extranjero y estas cosas. Puede que en parte tenga la culpa la falta de sitio, pero no es el mal endémico.

P. ¿No tienen mucha culpa los entrenadores que prefieren los jugadores clónicos, con más fuerza que talento, a los diferentes, porque aquéllos son más disciplinados que éstos?

R. Totalmente de acuerdo. He dado muchos clinics a entrenadores jóvenes intentándoles hacer ver que su tarea de formación de jugadores es difícil y, además, fundamental. Y que formar a un jugador no consiste en convertirle en autómata. Deben dejarle expresar su creatividad, que se divierta jugando. Esto lo estamos matando con sistemas, con maneras de jugar muy autómatas. ¿Dónde están los jetas, los jugador es con cara? No hay.

P. ¿Puede permitirse el baloncesto español descartar su clasificación para los Juegos de Atlanta y en tres años reconstruir la selección nacional?

R. Esto, en un deporte como el español, es prácticamente imposible. Las presiones, los problemas, las tensiones que hay hacen imposible el poder decir, vamos a olvidamos de Atlanta y vamos a preparar un equipo. Debemos intentar estar en los juegos Olímpicos. Y si no lo logramos, entonces tenemos dos años para la reconstrucción. Ahora bien, ¿seríamos capaces de hacer lo que ha hecho ahora el baloncesto italiano? Quedaron fuera del mundial y lo han aprovechado para hacer una concentración de más de dos meses con jugadores. ¿Esto se podría hacer? Están los clubes, las vacaciones de los jugadores, etcétera.

P. Esto demuestra que a pesar de que todos estamos de acuerdo con que la selección es fundamental, luego cada uno tira por su lado.

R. Quiero dejar claro, y lo dije antes de venir aquí, que la selección es muy importante para el baloncesto, pero no es fundamental en estos momentos tal y como está montado todo. Si hubiésemos hecho un magnífico papel, no hubiéramos sido los salvadores del baloncesto español. Ahora que hemos fracasado, no lo hemos hundido, aunque hemos ayudado a hundirlo un poco más. Pero no somos el auténtico termómetro. Lo que habría que conseguir es que la se lección fuese el auténtico termómetro. Esto lo dije ya como entrenador de club.

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