'Flechas negras'
Colom, exigió tener un aparte con la vieja señora antes de que Carvalho pudiera hablar con ella. A los cinco minutos salió perseguido por los gritos de la mujer, que reclamaba la presencia del detective.-¡Basta de disimulos! ¡Volvió la hora de los flechas negras! ¡Que pase el gallego!
El Director General le dirigió una señal a Carvalho instigatoria de que aplacara a la dama. No fue necesario. Dejó de arrullar al canario para ofrecer todas las arrugas de su rostro y unos bellos ojos azules al que siguió llamando "gallego".
-Tú abres las puertas de mi exilio interior. Por segunda vez. Primero me mataron al Duce, luego murió Franco... Pero todo nos devuelve la razón. Berlusconi será el Kerenski de la inevitable revolución fascista y Europa no tardará en seguir el ejemplo de Italia.
-¿Qué tiene que ver Roldán con todo esto?
-Luisico... pobre Luisico... ha sido el chivo expiatorio. Yo le conocí de pequeñico en Zaragoza porque su padre había sido falangista y estuvo en Italia desfilando con los flechas negras ante el Duce. Cuando tuve que exiliarme a España fui a parar a Zaragoza, como otros fueron a Madrid... a Albacete... el destino. Roldán padre me ayudó, y luego conseguí enchufarme, como vosotros decís, en Radio Nacional, más tarde en TVE, y aquí sigo, olvidada de todos, desde que decidí ignorarles al día siguiente de la aprobación de la Constitución en las Cortes en 1978.
-¿Cuándo aparece Roldán?
-Cuando tiraron de la manta y los de Diario 16 descubrieron las propiedades que tenía a simple vista, creyó que sus superiores le cubrirían, escarmentados por el precio que podían pagar por haber entregado a Amedo y Domínguez... Pero el país se había puesto puritano o lo habían puesto a base de teas encendidas de hogueras expiatorias que se cruzaban los más altos chorizos de España, para empezar, los del propio partido en el Gobierno. Luisico fue escogido para pagar la factura ética en un desliz de Asunción, un ministro novato que desconocía todo lo que había debajo de las alfombras de Roldán y sobre todo debajo de las alfombras de los pisos de más arriba... Roldán había sido abandonado por todos los conjurados en una democracia de "fondos reservados". Sólo podía confiar en algunos patas negras, en muy pocos testaferros y... en mí.
La vieja dama cogió un bastón de bambú con la empuñadura de plata, se puso en pie y se fue hacia una pared. Se detuvo ante ella e instó a Carvalho a que la siguiera. Apretó la empuñadura del bastón y se corrió una puerta secreta, más allá un pasillo subterráneo, y por él avanzaron, bajo una hilera continua de tubos de neón.
-Este túnel es sólido. Recientemente, los servicios secretos de Rafaella Carrá han abierto su propio túnel, pero no puede compararse con éste. Lo diseñaron camaradas flechas negras nada más ponerse en marcha los planes de trasladar a este lugar una parte de Televisión Española.
Renqueante, la vieja avanzaba a una velocidad excesiva para Carvalho, acostumbrado a medir las distancias del mundo en relación con la que separaba su despacho del primer whisky, la primera tasca, el primer restaurante. Llegó ante una puerta cerrada con la respiración asfixiada.
-Hágase mirar las arterias. Respira como si no las tuviera.
Comentó la vieja antes de apretar un pulsador y abrirse la puerta a un vivero de jardinería. Un rótulo no tardó en confirmar la ubicación: Plantas y flores Claretta. La vegetación oxigenó los pulmones de Carvalho, pero la vieja no cejaba en su marcha, tan acelerada como renqueante. Finalmente, Carvalho le pegó una patada al bastón y, cuando la supuesta María Lucerna estaba a punto de romperse el esqueleto contra el suelo, la cogió por un brazo y le susurré al oído:
-Se vive solamente una vez y he de encontrar a su Luisico.
No bien recuperado el equilibrio, se revolvió la anciana y dio un contundente bastonazo contra la espinilla de Carvalho. Cuando lo tuvo semiarrodillado, acariciándose la pierna maltrecha, inclinó hacia él las destrucciones de su cara y le advirtió:
-Todo a su debido tiempo. Has de tener paciencia histórica, gallego, y saber 16 que puedes esperar en el camino de Damasco.
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